Cuando la mente de Kino volvió a la realidad, lo primero de lo que se dio cuenta fue de un fuerte hedor de algo quemado.
Era como el de la carne que había sido cocida hasta cenizas, vegetales salteados que habían sido fritos en negro, quemados y tostados por el exceso de calor por dentro y por fuera, un aroma que hacía que el humor de uno se pusiera en lo más bajo.
...
El abrió su boca intentando hablar. No podía escuchar nada. No era el sonido el que no llegaba a sus tímpanos, sino que un sonido demasiado fuerte lo había golpeado en un momento anterior. Un sonido tan fuerte que el pitido resonaba en su cráneo entero, dejando que Kino esperara poco de su escucha por el momento.
...
Kino trato de seguir levantar su voz para oír y que sus otros sentidos se activasen, sus parpados estaban abiertos, pero su campo de visión se mantenía completamente oscuro, descartando la vista su sentido del olor estaba dominado por el hedor de algo quemándose, y había un fuerte sabor a oxido dentro de su boca. El hecho de que estaba echado boca arriba, con sus extremidades estiradas, significaba que había probablemente caído al suelo.
...Aah.
Durante el momento que reviso para ver si sus extremidades podían moverse, su propia voz paso débilmente a través del pitido en sus oídos.
Mientras el pitido empezaba a desvanecerse, empezó a ser capaz de oírse a sí mismo. Al mismo tiempo. Al mismo tiempo, empezó a escuchar el sonido de su sangre fluyendo por su cuerpo, y la oscuridad de su campo de visión gradualmente se ilumino.
Sus cinco sentidos estaban funcionando. La vista y visión estaban volviéndose, permitiéndole sentir el mundo a su alrededor. Y entonces...
¡¡...!!, ¡...!, ¡¡...!
Mientras su oído se recuperaba, gritos severos volaron en su dirección. Algunas voces eran espeluznantes; otras eran aquellas de niños llorando. Gritos. La mansión quemada instantáneamente, sus pensamientos empezaron a hervir.
¡...! ¡Qué chinga...?!
Cuando su proceso de proceso de pensamiento se recuperó, reforzado por sus cinco sentidos, Kino se incorporó sobresaltado y miro a su alrededor. Su cuerpo completo, cubierto de quemaduras y cortes, suplico por piedad, pero el espectáculo frente a sus ojos hizo que olvidara todo eso.
Justo frente a sus ojos estaban los restos ardientes de un carruaje dragón, con varios cadáveres de dragón terrestres esparcidos a su alrededor.
Kino: hijo de perra mataste a esos dragones, que te hicieron para merecer eso...
Kino estaba lamentándose al ver a esos dragones muertos, a él no le agradaba ver animales lastimados mucho menos muertos.
Kino: (bom-ba...)
Su memoria de antes volvió, permitiendo que Kino capte adecuadamente la situación.
Una explosión, si una explosión. Explosión era la única palabra que tenía para la fuerza de destrucción suprema que se había formado.
Tal era su poder que los carruajes dragón alineados a un lado habían sido mandados a volar y un gran pedazo de la villa earlam desaparecieron. Las casas que bordeaban la plaza del pueblo habían sido engullidas por el fuego esparcido de la explosión, con llamas quemando el conocido escenario.
Los oscurecidos carbonizados objectos dispersados por el área eran parcialmente carruajes dragón y los grupos de sus cuerpos de sus dragones terrestres, pero el hecho de que ninguno intacto hizo que fuera incapaz de diferenciar entre la materia orgánica e inorgánica. Seguramente fue una conclusión inevitable que el denso olor de carne quemada invadiendo su nariz era de los dragones terrestres que habían perecido en el estallido.
Asustado de que los dragones terrestres hubieran volado sin dejar rastro, Kino apretó sus muelas y dijo---: ¡la! ¡Sa!! ¡la! ¡estas aquí. ¿no es verdad?!
Cuando Kino golpeo su pecho con fuerza desesperadamente grito, el espíritu rojo común instantáneamente respondió. La luz roja apareció frente a sus ojos, sin hacer una queja por ser llamada repetidamente mientras silenciosamente afirmaba su existencia con su calor.
Kino recordó que la lo había protegido, desplegando una barrera un instante antes de la explosión. Si no fuera por la protección del espíritu, Kino hubiera muerto en la explosión al igual que los dragones a su alrededor. Sin embargo, Kino no había sido el único en el carruaje dragón.
No tendría sentido si él hubiera sido el único salvado.
Kino: ¡la! Busca a Félix, ¡Félix! ¡¡Habla respóndeme!!
Kino: (mierda ahora que le diré a Crush... tan solo pensar que su único caballero está muerto la destrozaría.)
...estoy aquí.
Kino estaba aún en el sueño sentado, mientras trataba de levantarse, cuando una frágil voz llego a sus oídos.
Como era verdaderamente la voz que deseaba escuchar, Kino prácticamente se cayó cuando se volvió hacia ella. El escucho la voz de la sombra de la casa arruinada.
Kino: ¡Félix! Estas bien, fe...
Felix: bien... puede ser difícil de creer, meow.
Cuando Kino prácticamente se arrastró en esa dirección, ferris, al que buscaba, se revelo a si mismo saliendo del humo.
Kino había temido lo peor, pero estaba aliviado desde el fondo de su corazón cuando ferris salió. Pero un instante después de ese alivio, se dio cuenta de que algo andaba mal. Estaba feliz de que ferris estuviera bien, pero estaba demasiado bien.
Kino: ¿la barrera mágica del espíritu no se desplego a tiempo...?, ¡¡¿cómo te defendiste de eso?!!
Felix: nada de eso... morí una vez, eso es todo.
Ferris, con un ojo cerrado, no tenía ninguna herida de la explosión, su delicado cuerpo y pelaje estaban en buen estado.
Pero sus prendas no era el uniforme de caballero de la guardia real, sino simplemente una tela hecha de jirones envuelta alrededor de su carne desnudo. Dado el poco tiempo disponible, la tela debe haber venido de una cortina del carruaje dragón.
Kino: como que moriste si estás aquí caminando.
Félix: es por mi protección divina del agua.
Kino: ... creo entender eso, pero como explicas los arrapos
Félix: ¡bueno, no puedo evitarlo! ¡la ropa no se puede regenerar con magia!
Y sobre esto...
Ferris empujo su palma hacia adelante, interrumpiendo la pregunta de Kino mientras miraba con estupefacción a otro lado, Kino frunció el ceño y apretó sus puños hasta que tronaran.
En un instante, la villa arlam se había trasformado en un campo de batalla, con el choque de fuego y espada tomando lugar.
- ¡No se retiren, empújenlos hacia atrás! ¡abran un camino! ¡evacuar a los aldeanos es lo primordial!
Al otro lado de la plaza del pueblo, uno de los caballeros grito eso mientras él y un atacante cruzaban espadas.
Un gran número de personas se reunieron en la plaza, incluidos los caballeros. Sin embargo, la mayoría era no combatientes: aldeanos y comerciantes. La fuerza de expedición los estaba rodeando en circulo mientras resistían al enemigo.
Los ataques estaban vestidos con túnicas negras, con espadas rectas en forma de cruz en sus manos: era el culto de la bruja.
Kino: ¿Cómo se metieron tantos al pueblo...?
-eso es obvio: estaban en los vagones del carruaje dragón.
¡MIERDA!
Kino simplemente no podría demostrar más que remordimiento y culpa, si tan solo le hubiera dicho antes a los demás, sobre el posible sabotaje y el presunto topo. mucha gente se hubiera salvado, ahora carga con muchas vidas por su culpa de nuevo parece como si todo se hubiera ido al demonio otra vez.
Subestimo a el culto de la bruja, y mucho más importante...
SUBESTIMO A PEREZA.
Repetidos hechizos del culto de la bruja rompieron la formación circular de los caballeros, causando que la fuerza de combate resistiendo al culto colapsase. Las figuras vestidas de negro procedieron a saltar a la plaza de pueblo, balanceando sus espadas mientras asaltaban a los indefensos aldeanos.
Kino: ¡esos malnacidos!
Sus espadas cortas reflejaron las llamas; sus destellos ardieron en los ojos de Kino mientras gritaba a todo pulmón. Sin embargo, su voz no podía detener las viles hojas. Ni los caballeros pudieron detener sus retorcidas acciones a tiempo.
La madre protegió al niño. El esposo defendió a la esposa. El joven se puso delante del viejo. Y las cruces los empalarían a todos.
Kino que miraba el cruel acto estaba a punto de intervenir, daba igual si ya no podía usar magia sin lastimarse, pero si no actuaba esas personas serian aniquiladas. Y eso es algo que si podía evitar lo haría.
Kino: ... ¡go...!
Kino a punto de convocar su hechizo fue interrumpido por otra voz.
¡Al clauzeria!
Un corto momento antes que la trágica escena de desarrollara en ese instante, un encantamiento resonó, y simultáneamente, Kino miro una luz en el cielo.
La luz se encendió y arremolino en el aire, formando un aura de color arcoíris que se derramo sobre la plaza de la villa.
La vivida aura trazo un hermoso arco, bañado indiscriminadamente a los caballeros, aldeanos, y cultistas de la bruja con sus colores. Pero un momento después, los efectos sobre ellos eran polares extremos.
El arcoíris suavemente envolvió a los caballeros y aldeanos, transformándose en una barrera para ellos. Los cultistas de la bruja empalaron el arcoíris con sus dagas, y en el siguiente instante fueron envueltos por una onda choque inimaginable que los envió a volar.
La plaza donde los cultistas de la bruja habían entrado fue conquistada por la abrumadora luz de arcoíris. Y esta había sido formada por un apuesto hombre en blanca armadura, apareciendo en la plaza como si hubiera flotado hasta allí.
Julius: nadie manchara el hermoso resplandor del arcoíris, esa es la verdad de los cielos.
"el amable caballero!, maestro de la aurora, presuntamente pronuncio esas palabras mientras empujaba su sable de caballería hacia el cielo. El sable de caballería que había barrido a los cultistas de la bruja estaba rodeado por las luces de cinco espíritus comunes, todos excepto la, que había sido asignada a Kino. La forma en que Julius había cambiado la batalla en su momento más oscuro era realmente digna de su otro nombre.
Kino: juli sigues vivo, ¡¿qué está pasando?!
Julius: el pueblo está bajo ataque del culto de la bruja.
Kino: losiento, lo arruine. Había una pereza con los comerciantes ambulantes, pero no lo vi...
Felix: es el resultado del enemigo pensando más que nosotros. No tengo intención de criticarte. Justo después que el carruaje dragón donde tú y Kinomoto entraron, los cultistas de la bruja empezaron a atacar en la villa. El daño de la explosión y el ataque sorpresa no es superficial, pero hice que TB y ram evacuaran a los heridos a la mansión.
Julius: ¿aunque hay montón de enemigos. La evacuación no fue bien ¿supongo?
Julius había evitado decirlo, pero la autoridad de la pereza era sin duda la causa de su desventaja. Ese poder podía cambiar el curso de una batalla por sí solo, y los ojos de Kino eran la única contramedida.
Y si él no podía cumplir su función, todo lo que tendrían es esperan su destrucción.
Kino: ¡esto aun no acabado, hay que contraatacar!
Julius peleemos juntos.
Julius: por supuesto. Ferris, únete con los evacuados y trátalos. Eres nuestro salvavidas.
Kino volvió a tronar sus puños, Julius asintió y ferris le guiño un ojo.
Reconociendo sus roles mutuos, los tres se separaron al instante. Kino y Julius iban a acabar con las perezas; ferris debía reforzar a los caballeros y aldeanos y formar una línea defensiva en la mansión.
Felix: ¡entonces levántese! Nos dirigiremos a la mansión y aguantaremos.
¡corran, corran!
Kino: ¡no se queden parados! ¡Protejan a todos!
Con la voz galante de ferris a su espalda, Kino dirigió su atención a los choques de espadas que escucho por todas partes. El combate, mucho más feroz que antes, demostró que el culto de la bruja se había vuelto serio.
Kino: ¿Cuántos cultistas hay en el pueblo, aproximadamente?
-el numero preciso no está claro. Sin embargo, toda la fuerza restante de los dedos ha probablemente entrado al pueblo. Claramente, este es un enemigo difícil.
Si quedan tres dedos, y cada uno tenía diez personas con ellos, el número de enemigos tenía que acercarse a los cuarenta. Mas allá de enfrentarse con una fuerza de ese tamaño, la fuerza de expedición tenía personas que proteger, una desventaja que lo ponía en una situación difícil. Sin embargo, había esperanza, si toda la fuerza del enemigo estaba reunida en la aldea, al menos.
Kino: tengo una idea, derrotemos a las 3 perezas, sin sus líderes los cultistas estarán sin lidere dejándolos sin ninguna orden los dejara vulnerables.
Kino tuvo una idea oportuna de cambiar el conflicto, pero en ese instante vio el cielo oscurecido por la oscuridad. Directamente sobre las llamas en el pueblo, innumerables manos negras cubrían el cielo. Los números salieron directamente de una pesadilla.
¡¡...manos invisibles!!
Cuando Kino miro arriba grito eso, la expresión de Julius se volvió tensa. Pero sus ojos no podían ver la misma pesadilla. En un sentido, era afortunado. Después de todo, no sería extraño si ver esa violencia letal a tal escala, causara que el corazón vacilara.
¡probablemente este ahí abajo...!
Kino tenía que enfrentarse a pereza, pero alguien más estaba haciéndolo sin él.
Su intuición pronto se convirtió en una firme creencia.
Las manos negras cayeron en cascada desde el cielo, destruyendo árboles, casas, y el mismo suelo con su abrumador poder. Fue sin cesar, una y otra vez, destruir, destruir, alimentado por la ira de un ser incapaz de acabar con su enemigo.
Kino: ¡apúrense Wilhelm está peleando!
Solo había un ser humano que podía pelear contra una pereza sin Kino.
Wilhelm rompo el aguacero de ataques invisibles al moverse más allá de los límites de su propia visión.
Se balanceo de izquierda a derecha, de repente acelero y desacelero, hizo tantos saltos como pudo, jugando con su enemigo y acercándose cada vez más a cada escaramuza repetida.
La autoridad conocida como manos ocultas sería un ataque peligro incluso si no fuera invisible. Podría alterar libremente su alcance y dirección, ambos capaces de abrumar al enemigo con números y destruido por completo con un solo golpe. Estas constituían innumerables ventajas en todo tipo de batalla, lo que la convertía en la técnica definitiva para llevar la muerte al enemigo.
Solo porque él era un peleador más experimentado, Wilhelm era capaz de arreglárselas.
¡En consecuencia, te clavare a la pared aquí y ahora, cultista de la bruja...!
-¡¡ no puede, puede, puede, puede ser! ¡pensar que resistirían hasta este punto!!
En primer plano, más adelante en el camino, uno hombro se paró frente a Wilhelm. Un hombro alto se paró frente a Wilhelm. Su postura, con su cabeza inclinada en ángulo innatural, parecía el de un muñeco moviéndose aterradoramente mientras una mano humana jugaba con él.
De hecho, el hombre loco había perdido el libre uso de su carne; en cambio, era la utilidad la que sostenía su cuerpo en su agarre y lo controlaba, pero tales consideraciones no tenían valor para que el demonio de la espada.
Lo que el necesitaba era el hecho de que el hombre parado ahí era un enemigo, y una de las tres perezas restantes; el hombre vestido en un atuendo de comerciante no parecía estar haciendo el más mínimo esfuerzo para ocultar su identidad.
Él se había infiltrado en el "seguro minuciosamente arreglado por Kino, manipulando astutamente para sus propias intenciones perversas. Al mismo tiempo, Wilhelm se pregunto acerca de la seguridad de Kino y ferris quienes habían estado cerca del carruaje dragón que había explotado. Pero en calor de la batalla habían puesto instantemente tales pensamientos melancólicos a un lado, y a un lado, y el demonio de la espada se sumergió a sí mismo en su propia batalla.
No era falta de preocupación. El nunca sería capaz de ver a su maestro, Crush, a menos que ferris volviera sano y salvo. Sin embargo, su corazón pensó que no debía realmente preocuparse demasiado.
Ellos sobrepasarían esa crisis, ambos, Kino y ferris. Tal era la gran fe que tenían en ellos.
¡¡Rrrraaa!!
El blandió su espada, partiendo la tierra, levantado una lluvia de tierra que le permitía leer los arcos de los ataques invisibles. Con evasión sobrehumana, Wilhelm atravesó la pared de sed de sangre que enterraba su camino entre él y su enemigo y cargo.
No necesitaba preocuparse a sí mismo con Kino y ferris. Esto había sido único con lo que había querido comenzar. Lo que podía lograr estaba decidido desde el primer momento en que sostuvo una espada en su mano.
- ¡tal favor, para aumentar los números así! ¡tal tenacidad en la cara de ellos! ¡tal convicción! ¡como un discípulo diligente, no puede alabarlo lo suficiente! ¡Ahh, ahh! ¡oh, amor! ¡mi cerebro tiemblaaa!
Ojos diferentes, cara diferente, voz diferente, incluso así, ellos compartían la misma manera. Mientras recibía esa repulsiva alabanza, Wilhelm se alejó más del campo de batalla, persiguiendo al arzobispo de los siete pecados capitales por sí mismo.
Dado el balance de fuerzas actual, el daño era el único que podían enfrentarse al loco. Él era el único que podía mantener el daño mínimo y golpear al hombre.
Wilhelm miro al loco frente a él, incremento a velocidad de sus pasos. Los ataques invisibles atacaron, intentando perseguirlo, pero el demonio de la espada corrió como una flecha, dejándolos detrás.
...
Sin darse cuenta de la lluvia de tierra, pereza temerariamente repitió los ataques invisibles. Era como si no solo estuviera loco, sino que sus tácticas repitieron los ataques invisibles. Era como si no solo estuviera loco, sino que sus tácticas fueran estúpidas también.
¡...! ¡¡...!! ¡¡...!!
Sin coordinación, ni técnica, las técnicas del loco no eran efectivas para el demonio de la espada.
El loco hizo un tipo de lamento, pero Wilhelm, corriendo hacia adelante, no lo escucho. El dejo de lado todo lo que era innecesario, cargando hacia delante mientras se convertirá en una sola espada, el acero que rompería la maldad en pedazos.
Naturalmente, mientras se acercaba, los obstáculos aumentaron. El número de manos se hizo mayor, y el interior del cuerpo de Wilhelm estaba en un agudo calor mientras posicionaba su espada, desenvainándola.
La tierra se partió en dos, la postura del loco se inclinó. Wilhelm volvió la punta de su espada hacia el centro de masa del cuerpo, llevándolo al núcleo.
¡te tengo!
No hubo ni más mínima resistencia en la punta de su espada. El sentimiento de cortar una vida era una que el demonio de la espada había probado a menudo.
Su atesorada espada empalo al loco por la izquierda de su pecho, destruyendo completamente su corazón dentro. Ni siquiera ferris podría haberlo traído de vuelta del borde de la muerte. El golpe sin piedad había llevado su vida a una conclusión
... si, si eras tú, entonces...
Cayendo para morir instantáneamente con la espada llegando hasta su espalda, el loco escupió sangre mientras intentaba decir algo. Wilhelm saco su espada para acortar sus últimas palabras y testamento.
Fue entonces que el loco dijo a la oreja de Wilhelm---: cuando te concentras en pelear contra los brazos invisibles, pierdes de vista lo que puedes ver.... Perezoso, ¿no es así?
...
Sus pensamientos se retorcieron por un segundo.
Una grieta innecesaria en la agresividad del demonio de la espada fue abierta, como si intentara pensar lo que esas palabras podrían significar.
Un instante después, el loco embistió contra Wilhelm, con su brazo temblante levantando una daga para apuñalar su propio ojo izquierdo. A través de la cuenta del ojo, la punta de la hoja invadió su cráneo, atravesando su cerebro y cortando su propia vida.
¿Qu...?
El instante en que la espada le robo él y su vida, la luz surgió
En el instante en que corrió alrededor de una casa demolida y en el camino roto, la tierra tembló.
...
La onda expansiva corrió bajo los pies; el estremecimiento en el aire dificultaba la respiración. Luego, cuando Kino corrió hacia adelante, las llamas y el viento retrasados de la explosión siguieron su ejemplo, derribando todo lo que tenía delante.
¡Whoaaa...!
¡no te muevas! ¡aro! ¡lku!
Con Kino congelado en su lugar, Julius levanto un brazo delante de él. Llamando a los espíritus que brillaban de verde y amarillo. Se creo una espada verde y un baluarte de tierra y piedra se alzó ante ellos. La ola de calor que se precipitaba por delante se cortó en dos antes de rebotar en la pared robusta, protegiendo a la par de su ira.
Kino: gracias por salvarme el pellejo, me quede helado., ¿que fue eso?
Julius: no lo sé. Justo antes de la explosión, sentí que veía pasar una silueta humana, pero...
Mientras el retumbar de la explosión bajaba, los dos pasaron por el suelo roto hacia el centro del área de explosión. El área circundante se veía como si hubiera sufrido una feroz onda de choque por la explosión, suficiente para enviar volando los techos de casas de ladrillo. Naturalmente, había un cráter en el suelo en el centro de la explosión, agregando conmoción a la triste historia.
Y cuando Kino vio quien estaba echado en el centro de la zona de explosión, su voz se congelo.
¡¿Wilhem...?!
Levantando su voz, Kino corrió hacia el viejo espadachín de pelo blanco que estaba acurrucado en el suelo. Él había sufrido heridas graves de vientos y llamas en todo su cuerpo; era casi extraño encontrar su cuerpo una sola pieza.
Su cara estaba negra mugrienta; Kino no podía decir si era de sangre, tierra, o quemaduras. Pero está respirando débilmente. Sabiendo que al menos eso era verdad, dejo salir un largo, largo suspiro.
Kino de inmediato corrió y estando cerca de Wilhelm trato de cargarlo. Pero su fuerza no tenía tanta para poder levantarlo, solo podía arrastrarlo, pero eso no es algo que deba hacer en sus condiciones.
¡noooo, hay que curarlo si sigues así! ¡tenemos que llevarlo con Félix, si no...!
Cuando trataba de cargarlo sobre una rodilla, con la intención de cargar a Wilhelm, Julius se colocó a su lado y dijo---: no parece que las cosas sean tan simples.
Sintiendo la advertencia urgente incrustada en esas palabras, Kino levanto la cabeza.
Julius barrio la punta de su sable de caballería alrededor del área. Su razón para hacerlo era simple: los enemigos que tenían bajo control provenían de varias direcciones, no solo de una.
Llevando espadas en forma de cruz, los cultistas de la bruja los bloquearon en cada uno de los cuatro lados. Pero ese no fue el mayor problema.
Una persona final llego con los cuatro, quitándose la capucha del color café con negro.
Era una mujer de baja estatura, con pelo corto del color del café negro.
Las manos de la cultistas estaban vacían; ella se detuvo frente a ellos pareciendo indefensa y llena de aberturas. Sin embargo, sus ojos inyectados de sangre y manera de herirse a sí misma, mordieron las uñas de sus dedos, eran toda la prueba que necesitaban para saber que era la más peligrosa de todos.
Después de petelguese, la mujer loca y kety, esta era el cuarto arzobispo de la pereza.
La mujer mordió la uña de su pulgar derecho, doblando su mano mientras la arrancaba. La vista y el líquido de gotas de sangre y carne expuesta hicieron que Kino hiciera una mueca en dolor y asco.
Kino: ¡joder ya parecen cucarachas no se mueren!
-por que, por que, por que, por que... por que aun estas vivo? Todas esas medidas, y aun... ¡
Kino: no tengo la menor idea, pero sé que soy como un virus no te puedes deshacer de mi fácilmente.
Probablemente palabras de odio completo y mutuo, enemistad y desprecio eran las únicas que Kino y la mujer podían compartir. Entonces Wilhelm se movió en sus brazos.
Quizás fue debido. A los estímulos externos, pero el demonio de la espada aún estaba inconsciente cuando sus labios se movieron débilmente. La manera en que sus angustiadas respiraciones contenían una ira cada vez mayor hacia su enemigo fue aterrador para Kino.
Era como si estuviera subconsciente tratando de decirles algo...
¿Wilhelm?
Misma...ne... per...
El no pudo entender completamente lo que la débil voz le intentaba decir.
Y los cultistas de la bruja no eran lo suficiente piadosos o amables para esperar que escuchara en una forma coherente.
Kino estaba sosteniendo a Wilhelm en una rodilla cuando la mujer volvió su dedo sin uña hacia él y grito:
-Tu, ¡Si el perezoso, tú y el diligente, retrocedieran, todo sería firme!
¡todo estaría decidido! ¡todo llegando a su conclusión correcta! ¡por lo tanto, vete de aquí! ¡laaaaargate con los vientos!!
Escupiendo saliva, la mujer puso su mano dentro de su propia túnica.
Sin embargo, ella no encontró lo que estaba lo que estaba buscando. Sacando su mano, rechino sus dientes lo suficientemente fuerte para romperlos. Kino tuvo una corazonada de por qué ella estaba en una ira tan mortificada.
Cultistas de la bruja estaban en todos lados, mientras que Wilhelm estaba exhausto. El único que quedaba para enfrentarse a la cuarta pereza era Kinomoto Kurosaki, el sebo.
Pero incluso si la atracción del culto de la bruja no era de ningún uso aún quedaba algo que podía hacer.
Kino: juli, ¿puedes contener a los cuatro, además de pereza, mientras cubres a Wilhelm?
Julius: ¿Kinomoto?
Volteando solo la mirada, Julius le dio a Kino un ligero y cuestionador levantamiento de sus cejas. Sin embargo, no había tiempo para explicar los detalles. Kino miro a sus ojos ámbar y dijo:
¿puedes? ¿Puedes resistir?
...
Kino: eres el único que puede pelear, necesito a alguien que proteja a los demás. Mientras yo distraigo a pereza.
Julius: ¿distraer qué?
Kino: voy a pelear contra esa pereza. ¿Cúbreme sí?
Kino declaro su determinación de enfrentarse al arzobispo de la pereza sin la ayuda de Julius, su único aliado. Ante sus palabras desenvaino su espada.
Sin duda y silencio demoraron un segundo, Julius cerro sus ojos, los abrió, y puso su espada en posición.
Kino: ¡si yo no lo hago nadie lo hará!
Julius: ¡¡Tienes razón!!
Aún estaban en desventaja. Kino sabía que era temerario. Pero sus batallas siempre habían sido temerarias. Así que una vez más, su desventaja era como una cuerda floja. Simplemente tenía que cubrir sus ojos y empezar a correr.
Kino, dejando a Wilhelm suavemente en el lugar, puso una mano su propio bolsillo. Los cultistas de la bruja estaban lentamente cerrando el circulo, pero no detecto ningún signo de pereza dando un paso. Kino no la subestimo. La distancia y el rango no tenían valor para pereza.
Para eso solo se aplicaba en cada oponente que no era Kinomoto Kurosaki.
- ¡ahora, terminemos finalmente esto! ¡el gran amor sooobre todo!!
Kino: ¡¡OYE COPIA BARATA DE PETELGUESE!!
¡Estas buscando esto!
Kino en tono de provocación llamo a la pereza con un grito. Luego, metió su mano en su bolsillo.
Cuando retiro su mano, estaba sosteniendo un libro abierto de negro.
Era el evangelio que Kino había recuperado del cadáver de petelguese Romanee Conti...
Kino: ¿estabas buscando esto? El evangelio de la bruja que tanto amas con locura.
- ¡Ladrón! ¡¿así que realmente eras TU quien lo tenía?!—grito pereza con sus ojos saltados.
La manera en que rebuscaba en su bolsillo hizo que Kino se diera cuenta que algo andaba mal.
Las otras dos perezas habían hecho lo mismo. Buscaron algo que debería haber estado en cierto bolsillo con las manos, se irritaron por no encontrarlo y se enojaron con el que lo había robado. El objecto de su deseo había sido el mismo: ese libro único.
Kino: sabiendo lo locos que están probablemente buscaron el cadáver de petelguese, para recuperar el evangelio, estos libros son como una especie de controlador mental, ¿pero romper todas las rocas por esta baratija?
- ¡silencio! ¡cesa tu parloteo! Devuélveme ese libro, ahora...
Kino: ¿Quéeee dijiste no te escucho?, solo oigo balbuceos, ah, ¡tu cerebro se estremece verdad!
¡OBLI-GAME!
Contesto de manera burlona mientras le sacaba la lengua y le ponía un dedo en medio en seña grosera.
-¡...! Debesss morir!
De manera exitosa Kino había atraído la indeseable atención de la pereza, si Kino era en algo bueno era en bromear hasta caer pesado, sus bromas solo hacen desesperar a las personas, él es un pesado, él es un alguien quien provoca la molestia de las personas siempre le gusta picar en los puntos débiles de otros. A veces incluso los hacia llorar.
Mientras pereza explotaba en rabia, la sombra a sus pies se hincho. La sombra se dividió en una innumerable horda por encima de su cabeza, apuntando a Kino al mismo tiempo.
Pero si la intención era matar a Kino, era una pésima decisión
- ¡mi favor! ¡la manifestación de mi amor! ¡cae FRENTE a ellos, pecador...!
Pereza grito, y los brazos negros se lanzaron a Kino como una avalancha. La misma manifestación de destrucción cayó ante el cómo tsunami mientras avanzaba.
Sola para Kino, todo era visible. E incluso para él, el ataque era demasiado obvio.
Las manos malvadas eran innumerables, pero lentas. Ahora que había presenciado, aunque imperfectamente, el combate entre super-humanos, parecían moscas detenidas hacia Kino. No, eso iba demasiado lejos. Eran como moscas en vuelo. Pero de ninguna manera eran imposibles de evadir.
Kino dio un gran rodeo, evadiendo a la horda salvajes de manos invisibles. El demonio de la espada habría saltado entre ello, pero tales hazañas inhumanas estaban más allá de Kino. Uso su resistencia para compensarlo.
El bombardeo del poder había perdido su objetivo, la autoridad invencible desperdiciada por su usuario.
- ¿¡mi autoridad...?! Entonces, morirás a manos de mis discípulos...
Kino: creo que no estas prestando atención.
El chico señalo a los cadáveres de los cultistas esparcidos en el suelo.
Cuando la mujer, al darse cuenta de su fracaso, recupero la compostura y ordeno a sus subordinados, ya era demasiado tarde.
Con la espada en la mano, Julius asalto a los cultistas de la bruja, impidiéndoles vívidamente perseguir a Kino. Además de eso, el cultistas en la dirección en que Kino había huido había sido trágicamente atrapado en la ola de manos malvadas y desmembrado.
Kino: ¡no me puedo creer que tú mismo mataste a tu subordinado, que pésimo líder eres!
- ¡G...gah...! ¿Cómo te atreves, te atreves, te atreves? ¡¡mi discípulo del amor
Kino: no fijarte a donde atacas eso... ¿no es pereza?
Kino había vuelto a levantar su dedo medio. Mientras imitaba a pereza de manera burlona.
Justo como quería, la mujer estaba encandeciendo con una furia sin voz, corriendo salvajemente hacia Kino mientras el huía.
Kino: ¡Juli! ¡cuento contigo, protege a todos.
Julius: una orden muy vaga, pero entendido.
Para Kino con un pulgar arriba, levantando y gritando, Julius levanto su sable de caballería en alto. Ahora que había dividió el campo de batalla entre ellos, las líneas de batalla de Kino y Julius estaban completamente separadas.
En el lado de Julius, estaba el herido Wilhelm y los cultistas de la bruja. Por su parte, Kino tenía una pereza, loca de rabia, un oponente el cual puede manejar en ese estado.
Después de todo, Kino no tenía oportunidad contra los cultistas de la bruja, y tenía posibilidades de cualquiera contra el arzobispo de la pereza.
Kino: ¡TE LO ENCARGO!
Julius: ¡pelea valientemente!
Prometiendo encontrarse otra vez, Kino dejo a Julius detrás y corrió a través del campo de batalla. Manos malvadas corrieron por el suelo como un mar en aumento, pero Kino podría verlas. Salto sobre ellas y corrió, sin daño alguno.
- ¡a que no me atrapas! ¡Zonzo!
Mientras Julius empezó su batalla de espadas con múltiples oponentes, Kino atrajo a la loca a otro lugar. Para atraer a pereza a un lugar donde sus ataques no hieran a nadie más. Solo se echó a correr con todas sus fuerzas.
El tenía un destino. No iría tan lejos como para decir que alcanzarlo estaba vinculado a la victoria. Sin embargo, si llegaba allí, podría ganar tiempo para que la victoria viniera. Por esa razón, corrió y corrió hacia ella.
Kino: ¡no puedes tocarme na-na-na-na! ¡Lero, lero!
Detrás de Kino, la loca lo perseguía con sus propios pies. Sin embargo, su velocidad era lenta. Además, por alguna razón, su despliegue de manos invisibles era esporádica, permitiéndole evadirlas por poco incluso mientras corría. Estaba tratando completamente con su habilidad.
El número de brazos persiguiendo era algo de sesenta o setenta, claramente el mayor de cualquier pereza hasta la fecha. A pesar de eso, su habilidad para usarlos era la peor hasta ahora. El balance estaba mal.
Siendo ese el caso, debía haber sido la primera y principal pereza, petelguese, quien había usado su autoridad con mayor habilidad.
Kino: parece que petel era la pereza original.
Podría pensar sobre eso después. Eso no cambiaba el hecho que todas las perezas tenían que ser eliminadas. No tenía tiempo para buscar algo más.
Si el enemigo de Kino no estaba cuerdo, era mucho mejor.
La mayor ventaja que Kino tenía era su inteligencia y su velocidad siendo la única cosa en la que destacaba.
Doblo en las esquinas, corrió por la recta giro en otra esquina y salto.
Kino: (¡corre no te detengas! ¡no te detengas, si te atrapa estarás muerto!)
Al llegar a su destino, Kino inspecciono el área. Había signos de combate por todo el lugar, y los caídos no se detuvieron ante una o dos personas. Vio no solo a los cultistas de la bruja, sino a caballeros y bestias personas entre ellos. Kino sintió la culpa de su propia impotencia presionándolo sobre él.
El cerro sus ojos y no se dejó llevar. En el siguiente momento, salto a un lado y rodo, esquivando las manos malvadas golpeando donde había estado.
El suelo se partió, causando que una nube de humo se levantara. Detrás de eso estaba la pereza llena de ira, jadeando y resoplando.
El número de brazos saliendo de su espalda esta reducido de gran manera, limitados a unos veinte y algo al momento.
-supongo que aprendiste que te gastando.
-y sooooolo por hacerme dar cuenta de eso tienes mis agradecimientos! ¡sin embargo, tu escape termina aquí! ¡¿O aun tienes alguna forma de resistirse?!
Kino: resistir...
Kino no quería parar, por un momento lo vio en su línea estaba la loca, y detrás de ella...
Con una mirada de preocupación.
Kino: coraje y amor....
La mujer se paró y abrió sus brazos, con sus ojos llenos de sed de sangre. Su declaración hizo que los ojos de la pereza salieron mucho de sus cuencas, causando que su aterradora voz empezara a reír.
Kino: ¡quieres mi favor con ese amor tuyo!
- ¡dije que amor y coraje!
Tomando un respiro suspiro, se puso en cuclillas como un velocista y prácticamente salto cuando se levantó corriendo hacia delante. Saltando al costado de la mujer. Pereza parpadeo sorprendida, pero no le dio más tiempo para reaccionar, una espada le fue clavada en su espalda.
-AHHHHHHH
Kino: no soy tan estúpido como lo parezco.
La mujer gritaba del dolor del como el arma pulso cortante se le clavo en su espalda. Gritaba y gritaba, lo suficiente como para ponerse ronco, llamando al amor y pidiendo coraje.
La mujer trataba de quitarse la espada corta clavada en su espina dorsal.
Kino: frr
Un silbido resonó y...
¡...! ¿pero que estas...?!
El impacto corto la segunda mitad del grito de sorpresa.
Pereza fue derribado por el dragón terrestre Katara, su enorme cuerpo, de varios cientos de kilogramos en masa, se estrelló directamente contra el cuerpo de la mujer indefensa, volando como si fuera una hoja. Encajándole solo un poco más la espada en su espina dorsal de la espalda.
...
La mujer procedió a saltar por la superficie de la plaza del pueblo, volteándose mientras navegaba hacia una casa medio destruida. La ventana de cristal hizo un ruido cuando se hizo añicos; la casa, incapaz de recibir el golpe, fue destrozaba, y el polvo se levantó lentamente, mientras se desangraba su túnica.
Kino: buena niña Katara lo hiciste bien, te lo recompensare después.
Empezó a acariciar la nariz del dragón de tierra, mientras el dragón disfrutaba su recompensa.
Katara levanto la cabeza y lanzo un relincho agudo.
Kino regreso a la plaza del pueblo desde donde había empezado, atrayendo a la mujer a Katara, el dragón ayudo con el plan de distracción.
Kino: veamos si esto funciona...
Junta sus dos manos comenzó a frotarlas para ganar calor y apunto con las dos manos
¡goa!
Una llama mediana de color amarillo con pequeños toques de rojo había aparecido en la mano de Kino., la llama era mucho más pequeña y menos caliente a las que roswaal ya había hecho antes. un fuego mucho más débil, en palabras del propio Roswaal, aunque él no tenía mucha afinidad a otros elementos pero que con entrenamiento podría ser capaz de usarlas,
Y fue disparada a el lugar donde la pereza fue lanzada, incendiando el lugar donde pereza fue embestida por el ataque el plan era matarla en el incendio.
En el instante en que su mirada cambiante localizo al dragón terrestre detrás de pereza, seriamente grito como una niña en el interior. Al siguiente instante, con cero trabajos de preparación, él y el dragón realizaron un ataque combinado.
Kino: ¡¿ahhhh?! ¡No!
eso no funciono... bueno plan B.
Subiendo al lomo de Katara, Kino fulmino con la mirada los restos de la casa en la que pereza había caído. Si hubiera muerto por el peso aplastante de la montaña de escombros, sería de gran ayuda.
La montaña de escombros ardientes se derrumbó, y por debajo de los restos del techo, innumerables sombras brotaron de una vez. Los brazos negros y retorcidos se retorcían como tentáculos. Una pequeña se levantó del medio de esa masa negra.
Era la loca, ensangrentada, cubierta de Holling y reducida a un estado medio viva, medio muerta.
Su cabeza sangraba por las laceraciones que habían sufrido, y su ojo izquierdo estaba completamente extraído, atravesado por un fragmente de vidrio. La mitad derecha de su cuerpo, atrapada en el colapso de la casa, estaba teñida de rojo, y Kino dudaba que sus delgados brazos o piernas fueran de mucha utilidad. Por su aspecto, no había duda de que estaba herida por todas partes.
Y aun, habiendo dicho todo eso, el vigor y la locura mostrada por su ojo derecho era mayor que nunca antes.
-Tu...si, ciertamente eres un ser humano diligente. ¡SI, diligente!
¡comparado contigo, habiendo llegado tan lejos, usando todo a tu disposición para desafiar a tu enemigo, fui muy descuidado! ¡arquitecto de mi ruina!
¡Negligente! ¡insuficiente! ¡fui demasiado orgulloso! ¡ahh, fui tan perezoso!
...
Su comportamiento y las declaraciones en sí mismas no diferían de las de los otros locos de ninguna manera. Incluso si ella tuviera un nuevo pensamiento, él podría tratarla de la misma manera, siempre que no hubiera un cambio extremo tácticas o ataques repetidos. Ahora que estaba montando a Katara, capaz de ir a velocidades mucho muchos mayores que el propio Kino, era aún más fácil.
Después de intentar acabar con pereza, sabía que tenía que hacer algo para acabar con la pereza, sabía que tenia que usar algo a su favor.
por algo eligió el fuego siendo que el viento era más complicado de dominar, mientras que el agua era por ahora algo imposible en palabras de Roswaal, aunque tal vez pudo intentar la tierra, Kino decidió aprender magia de fuego que, aunque no es la mejor magia en un rpg, en el mundo real el fuego es uno de los elementos más destructivos, con todo lo que toque será quemado por sus brazas ardientes, en otras palabras, era el arma ideal para un novato como él.
Aun así, tenía que acabar con el enemigo de una vez por todas.
Pero la mujer se rio cruelmente en la cara de la resolución de Kino.
-Te mostrare mi favor. Eso es lo primero que debes aceptar. Si no lo reconoces, pegándote al único que conoces, y como resultado hundiéndote en la pereza, eso, para mí, sería el mayor y más vil de los actos...
Y, además, uno que debo corregir.
Kino: oh mierda...
Mientras la loca continuaba con sus murmuraciones, las incontables manos malvadas se movieron hacia el cielo. Con unos ojos de miedo.
Frente a sus ojos, cada uno de los varios brazos de apodero de los restos de la casa derrumbada.
¡¡OH CARA...!!
Un instante después de su declaración, el ataque comenzó.
Le arrojaron los restos de la casa, el edificio se convirtió en una lluvia de escombros lanzados como pequeñas brazas o más bien mini meteoritos. Que caían casi en sus espaldas.
Los medios que pereza había escogido eran su mejor opción contra Kino porque no usaba las manos invisibles.
En otras palabras, en resumen, todo lo que tenía que hacer era detener las manos invisibles de atacar indirectamente en cambio. La velocidad de ataque de las manos invisibles era por sí mismo menor al de un golpe de un brazo normal; si no entrabas en pánico, podían ser esquivados, incluso en grandes números.
Pero si las manos malvadas agarraran cosas y las lanzaban, la velocidad era incomparable. La pura fuerza física que poseían iba más allá de las normas humanas. Los misiles que lanzaron viajaron con una velocidad que rivalizaba con la de un corredor de ligas mayores.
Encima de eso, lo que lanzaba hacia a ellos era, al menos, del tamaño de una cabeza humana: un solo golpe sería fatal.
Kino: ¡Katara! ¡Dirígete al bosque sin algo con que protegernos estamos fritos!
¡...!
Kino se agarró tan fuerte de la cabeza Katara tan fuerte como pudo; ella acelero al mismo tiempo que dio la orden. Ella había probablemente llegado a la misma conclusión antes de escuchar su comando, pero, de cualquier forma, cargar hacia el bosque era la decisión correcta.
En manos de esas extremidades negras, las piezas rotas de la casa de ladrillos servían como buenas armas de asesinato. Afortunadamente, gracias a la falta de técnica del tirador, el control era terrible. Debido a eso, los restos voladores cayeron como lluvia. Al igual que un arma de fuego mal apuntada, pocos aciertos y estabas muerto.
...
Un sonido feroz surgió cuando los escombros voladores derribaron arboles justo a su lado incendiándolos, explotando en el suelo justo detrás de ellos mientras galopaban hacia adelante. Saltando sobre la tierra, se abrieron camino cuando la entrada al bosque en la que había salido se convirtió en llanuras carbonizadas en un abrir y cerrar de ojos. Impacto, destrucción, impacto, destrucción: se alternaban una y otra vez.
¡GUOOOO!
Kino bajo la cabeza para reducir un poco su perfil. Todo lo que podía hacer en ese momento era aferrarse a Katara. Un pedazo de escombros voladores rozo la piel negra del dragón terrestre, desgarrando las duras escamas y haciendo que brotara sangre. Pero la velocidad Katara no disminuyo, ni ella levanto ninguna protesta.
A pesar de que corrieron sobre una base pobre, ella galopaba con facilidad que le habían contado. Las contribuciones de Katara, que estaban más allá de las expectativas de Kino, lo habían salvado. Pero dejarla literalmente cargar con todo el peso no era una solución.
Cuando miro hacia atrás, las acciones de la loca que los perseguía fueron quemadas en sus ojos. Incluso si se reagrupaba y encontraba una manera de pelear, no significaba no podía predecir las acciones de su atacante.
Kino: ¡vamos chiquita sigue así!
¡¡Si, si, si, si, siiiiiiiii!!
Un grupo de ladrillos voladores se les fue lanzado, conectando con la cabeza de Katara y enviando el casco de cuero cubriendo la parte de arriba de la cabeza del dragón terrestre volando. Su postura se inclinó pesadamente mientras salía sangre de su cabeza. Kino contuvo un grito de angustia, tirando de las riendas para evitar que se cayeran.
¡¡Katara!!
No había forma de que gritarle le diera fueras. No podía ser así, pero la forma en que Katara golpeo drásticamente el suelo con su pie, negándose a caer, pensó que podría ser cierto. Tendría que alabar al dragón terrestre, más por su arduo trabajo y agallas, pero los escombros volaron y la sangre siguió fluyendo. A ese ritmo, la victoria estaba fuera de alcance.
Kino: (¡¡tiene que haber algo que nos ayude, tiene que haber algo!!)
¡¡Si, si, si, si, siiiiiiiiii!!
Continuar la guerra de desgaste tenía malas perspectivas, pero no podía encontrar algo con que contraatacar si no ganaban algo de tiempo. Sin embargo, el daño ahora ya había marcado un límite de tiempo en Katara. No podría esperar la misma actuación de ella como antes. Tenía que hacer algo o si no... serian destrozados pereza.
La mujer estaba ahora muy por encima.
Su cuerpo diminuto y golpeado estaba acurrucado con las manos alrededor de las rodillas, en forma cruda, una pose de salto mortal. Permaneció en esa pose mientras usaba las manos invisibles para agarrar su propio cuerpo lanzándose por el cielo, como un juego de atrapar, se arrojó de una mano a otra mientras perseguían a Kino y Katara.
Lo que sea que pareciera, fue inquietantemente rápido. Corriendo por el bosque, Katara estaba rompiéndose sesenta kilómetros por hora. Sin embargo, si ignoras que se movía solo en línea recta con baja precisión, la velocidad de pereza, volando como una bala de cañón humana. Estaba acercándose a los cien.
No era una gran diferencia, pero Kino no podía perderla a esa distancia. A ese ritmo, con ella mirándolos serian objetivos maravillosos para sus disparos. Además, Kino carecía de los medios para llegar a la loca mientras se movía muy por encima.
Kino: no debo regresar, destruiría todo si vuelvo ahí.
¿Ah luces? .... ¡....!
Mientras seguía caminando vio luces en el bosque.
En ese momento una chispa de idea apareció en su cabeza.
Kino: ¡Katara ve a las luces izquierda!
...
Katara estaba sangrando cuando Kino dio la orden. Por un momento, ella volteo sus en esa dirección. Como si dijera: ¿estás loco? Y ¿estás seguro de esto?
Era natural preguntarse si estaba loco. Sin embargo, si la sanidad mental mantenía la victoria fuera de alcance, la locura era indispensable.
Kino: ¡así es, ve a la luz del bosque confía en mí!
Grito, repitiendo y enfatizando la orden. Katara miro hacia adelante, y la vacilación desapareció de sus ojos y de su andar. Aparentemente, estimada de gran manera el juicio de Kino. Ella había puesta su vida en sus manos.
Los pies del dragón terrestre parecían arrancar la tierra mientras se pasaba por el suelo del bosque, derrapando con fuerza al cambiar de rumbo.
La bendición de repeler viento se detuvo, y Kino apretó sus dientes para resistir la inercia, amenazando con hacerlo caer. Justo después que se aferrara a su querida vida, aceleraron, corriendo a la izquierda en un ángulo pronunciado.
- ¡sin importar a donde corras, no hay donde esconderse!
La loca no se perdió el giro brusco de Kino y Katara, el ángulo de los escombros arrojados cambio, y el rastro de destrucción selvática hizo lo mismo.
Los árboles verdes estallaron; los árboles caídos y divididos fueron inmediatamente reciclados, agarrados y arrojados para extender aún más la destrucción. La muerte los seguía de cerca.
...
Incluso mientras la cascada de destrucción los perseguía, Kino ordeno a Katara seguir la luz parpadeante que había visto desde la esquina de su visión, una que podría ser literalmente un faro de esperanza.
El dragón terrestre zigzagueo izquierda y derecha mientras corría, haciéndose un objetivo difícil incluso sin adelantarse. Kino se preguntó cuan arduo debía ser para su corcel ir a tanta velocidad por una pendiente inclinada con cuerpo herido, pero sin importar cuanto reflexionara, ninguna respuesta saldría.
- ¿no sabes cuándo rendirte? ¿Qué es toda ESTA persecución, persecución, persecución? ¿¡y donde lleva!? ¡tus acciones solo prolongan lo inevitable...! ¡no! ¡no lo hare!
Pereza miro directamente a Kino y Katara mientras continuaban huyendo por la pendiente. Sin embargo, las palabras de la mujer fueron cortadas en ese punto cuando ella inserto su dedo dentro de su aplastado ojo izquierdo en aparente auto reprensión.
Ella procedió a arrancar la carne, causando que la sangre brotara una vez más, con su voz estridente con un amargo resentimiento y deleite.
- ¡no debo ser descuidada ni orgullosa! ¡mi tarea no está completa, llevada a la muerte por primera vez debo separarme de mis dudas, mi destino, mis pensamientos distraídos!
Matando el descuido con auto mutilación, pereza continua sus ataques, lanzando implacablemente.
El suelo exploto y los escombros volaron por el aire; un fragmento corto el hombro de Kino, haciendo crujir sus huesos. Echo la cabeza hacia atrás, contuvo un grito de dolor y gimió mientras aguantaba. No lloraría ante Katara.
Pero su escena de persecución finalmente estaba llegando a su fin...
¡Gah...!
Un golpe transmitido a través de la tierra hizo desaparecer el suelo debajo de los pies de Katara. Un momento después, el enorme cuerpo del dragón terrestre floto hacia el cielo. Cuando Kino se dio cuenta, ni siquiera tuvo tiempo de gritar mientras giraba con fuerza en el aire, aferrándose a las riendas mientras daba vueltas, y cayo con fuerza hacia el suelo, con todo su cuerpo golpeándose con fuerza contra él.
¡AGGHH...!
Rodaron vigorosamente cuesta abajo. Cuando se detuvieron, Kino había perdido la noción de que camino estaba arriba.
Le dolía todo, pero milagrosamente, no podía ver ninguna señal de daño mortal. No importaba cuanto le rompieran las extremidades, su cabeza todavía estaba unida a su cuerpo
Pero esa buena fortuna parecía haber logrado empujar su muerte un poco hacia el futuro.
-parece que finalmente... ha llegado el momento de terminar con esto.
...
Kino echado boca arriba, mirando a pereza descendiendo desde el cielo.
Mientras ella aterrizaba, la mujer deshizo la mano malvada que la había estado cargando, parándose a un lado de Kino, aun incapaz de moverse.
Entonces le mostro una sonrisa sangrienta llena de satisfacción y tendió una mano hacia él.
-Ahora, devuelve mi evangelio. No es para que lo posean las personas como tú.
Kino: Evan...gelio.
Murmurando con una voz rota, Kino obedeció la demanda de la mujer poniendo una mano en su bolsillo. Sus dedos encontraron lo que buscaba.
Afortunadamente, no se había caído de su bolsillo durante todo el tiempo que habían sido perseguidos.
Kino: Pues... ¡TENGALA!
Agarrando el libro, Kino lo saco y lo lanzo maliciosamente a un matorral. La mano de la mujer se estiro, agarrando nada más que aire; ella abrió y cerró su mano mientras dejaba salir un suspiro.
-parecía que tu actitud hacia mi favor, y las cosas de otros, no ha mejorado.
La mujer sacudió su cabeza; su aparente lamento tenía un eco de decepción. Kino tosió. Él nunca había imaginado que la loca apelaría a la razón y al sentido común.
La mujer fue a recoger el libro que Kino había tirado. Mientras tanto Kino movió su cabeza en un intento de Localizar a Katara caído. El la encontró; su respiración era lenta, pero estaba bien.
E idealmente posicionada.
- ¡Ahh, guía de mi amor, prueba de mi favor...! ¡finalmente en mis manos...! ¡Estoy profundamente COMOVIDA!!
La mujer se agacho para recupera el evangelio hacia su pecho mientras derramaba lágrimas. Sosteniendo la palabra escrita, su loco amor en forma tangible, la mujer volteo su cabeza, mostrando una loca sonrisa hacia apenas vivo Kino.
Haciendo que sintiera repulsión y asco hacia su enfermiza obsesión religiosa, el odia todo eso, detesta esas horribles cosas, solo asco ver como en la historia eran capaces de hacer todo por creerlos algo del diablo o brujas, mataban y quemaban personas por eso el detesta todo lo referente a las religiones.
- ¡Peleaste valientemente, peleaste bien, digno de alabanza! ¡Tú y tu dragón terrestre resistieron tan bien, tan diligente! ¡en alabanza a tus acciones, te concederé piedad!
Kino: ¿...piedad?
- ¡Si! ¡piedad! ¡si tienes unas últimas palabras, las guardare a fuego dentro de mi alma, nunca las olvidare por la eternidad! ¡Ahora, di lo que deseas!
Él estaba sorprendido que la loca le mostrara a su oponente compasión después de una larga y dura batalla. Ella solo hizo espacio para ello porque había tomado su libro y tenía la victoria frente a sus ojos, pero incluso así era un lado inesperado de ella.
Entonces Kino, tomado lo que la loca le había ofrecido, levanto su mano.
Era su mano izquierda opuesta a con la cual había lanzado el evangelio.
Él estaba sosteniendo algo con ella.
Kino: ¿reconoces esto?
La pregunta hizo que pereza hiciera una mirada de sospecha. Las palabras eran diferentes de las que había esperado, pero la mujer miro en la mano de Kino. Sostenía un cristal mágico, lo suficientemente pequeño como para descansar en la palma de una mano.
Emitía una luz blanca, no era una carta de triunfo de un disparo y una muerte. Por sí solo, no tenía poder para cambiar la batalla. En primer lugar, había cosas como estas en todo el bosque.
Y hablando propiamente, pertenecía entre los demás, no en su palma.
-esto es...
Kino: HO, no sabes que es... vaya ignorante.
...
Acaso no sabes que son estos cachivaches, oh ya es casi hora de la comida...
- ¿comida?
Kino: si, el plato de hoy es Carne molida de cultista de la bruja con la sazón del miasma de bruja.
...
Kino se preguntó si su silencio significaba que ella no se había dado cuenta, o que no entendía lo que estaba diciendo.
Realmente no le importaba cual. El plan ya estaba en marcha.
- ¿Qué estas dicie...?
La mujer, evidente tu inquietud ante las últimas palabras de Kino sospechosamente extendió una mano.
Pero justo antes de que su mano llegara, el plan se puso en funcionamiento.
¡¡...!!
Sintiendo algo soltando hacia su hombro, la mujer trato instantáneamente de darse la vuelta.
Ella nunca lo hizo.
Desde atrás, los colmillos de una mabestia perro saliendo del bosque se hundieron profundamente en su cuello.
Él había tenido sospechas. La posibilidad de que las mabestias siguieran con vida, debido a lo grande que era el bosque existía la posibilidad de que hubieran aun mabestias perro en el bosque.
Era poco probable que hasta roswaal con un solo ataque las hubiera eliminado a todas, además que la chica domadora tuvo que ver con el ataque de las mabestias podrían ser en teoría o controladas, o que se han del propio bosque.
El iniciador fue cuando Julius y ferris se vieron como si dudaran de sus oídos cuando él les dijo que el área alrededor de la mansión y el pueblo era un hábitat gigante de mabestias.
Las mabestias albergaban nada más que odio por todos los seres vivos. La batalla contra la ballena blanca había grabado ese terrorífico aspecto de su naturaleza en sus huesos. Pero al mismo tiempo, se preguntó...
Los demoniacos, urgarms caninos en el bosque, y la ballena blanca también odian el olor de Kino y lo veían como un enemigo. Si era as, ¿no era lo mismo para los cultistas de la bruja, quienes vieron a Kino como su enemigo, podría ser de igual forma con los cultistas de la bruja.
Y el giro de los acontecimientos le dio la razón a su lógica.
¡Gaaaaaaa!
Empalada por un agudo dolor y el repentino impacto, la loca parecía no darse cuenta de lo que había sucedido mientras gritaba.
Con los colmillos de la mabestia saltando en su cuello, la mujer de baja estatura no pudo hacer nada para echarlo. El perro demonio de pelaje negro era lo suficientemente grande como para que la pequeña mujer pareciera una niña junto a un adulto.
La mujer fue balanceada hacia arriba y hacia abajo por las fauces de la mabestia atrapándola. Golpeándola contra el suelo varias veces. La mujer quedo flácida, agotada. Sin dudarlo, el canino demoniaco la sujeto, retiro sus colmillos y fue a dar el golpe final.
Con un gruñido abrió sus fauces, esta vez apuntando a la tráquea de la mujer. Quizás significaba apagar su vida; quizás su acción no tenía sentido, fruto de sus instintos asesinos. Kino no sabía decir cuál.
No podía, pero la loca no era una persona que cayera sin luchar.
¡Sucias bestias...! ¡manos ocultas!
Presionada contra el suelo, la mujer grito, e instantáneamente, su sombra que se retorcía en manos malvadas derribaron al perro demonio.
Golpeado por un ataque invisible, el perro demonio lloro como un cachorro mientras caí pesadamente. Pero instantáneamente se incorporó en sus patas, aullando mientras se movía de nuevo para desgarrar a su presa.
Kino: Quieto ahí, no eres tan rudo con esto verdad. Parece que te gusta esa carne molida
Pero Kino intervino con la barrera de cristal en mano, poniendo un alto a su agresión.
La mabestia estaba en una posición de salto mientras gruñía, mirando con odio el cristal mágico blanco en la mano de Kino. La bestia retrocedió lentamente, quizás obligada a hacerlo por el poder que resistía en el cristal.
Kino y la loca podrían sido atacados por igual, pero la mabestia no salto sobre el gracias a el cristal protector de Emilia. Aun así, la mabestia no salto sobre ellos. Sus colmillos temblaron; gruño y babeo mientras saltaba hacia atrás. La bestia se mezcló entre los matorrales, sus pasos fueron cada vez más distantes.
No había forma de los que hubiera dejado ir. Probablemente significaba mirar y esperar hasta que soltara la barrera de cristal.
Mientras observaba la retirada de la mabestia, Kino dejo escapar un largo suspiro antes de girar la cabeza y mirar a la loca. Detener a la mabestia ulgarm de terminar no siendo un acto de misericordia.
No había sido necesario. Por la forma en que sus tripas ya se estaban derramando de su vientre, la mujer ya debe haberlo sabido por sí misma.
- ¿Cómo puede ser? Pensar que una mabestia...
Kino: vaya alguien no investigo el territorio, eso es pereza, sabes que te encuentras en un nido de mabestias.
Con la parte posterior de su cuello mordido, la mujer no pudo moverse, cubierta de heridas mortales. Quizás ella ya estaba ciega; su único ojo restante, sin ninguna chispa, no se volvió hacia Kino.
Los resultados no fueron suficientes para llamar a la operación un éxito.
Había sido salvado por casualidad y un destello de inspiración, agarrando la victoria por un pelo. Después de toda su historia, pensar que un ulgarm seguía vivo.
Kino: que irresponsable roswaal... creí que te deshiciste de todos los ulgarms, aunque no puedo quejarme esta vez salió a mi favor.
Kino termino por segunda vez tomando el evangelio de petelguese, que tenía la mujer ensangrentada y en la puerta de la muerte.
Incluso teniendo otro evangelio, él sabía que le sería útil el evangelio para usarlo de cebo en las escenas por venir. aunque también le resultaría útil para futuro. La batalla con la mujer había demostrado que valía lo suficientemente bien.
...
En el borde de la muerte, la mujer retorció sus labios hacia las palabras de Kino. El sangrar no pararía. La sangre se derramo de las esquinas de sus labios mientras la mujer sonreía, saludando valientemente a su muerte inminente.
Cuando Kino la vio de esa manera, le dio nauseas u un mayor escalofrió en su espalda.
-Adelante... quédatelo, por ahora. Pero... pronto...
Pronto, tomare de vuelta mi "amor".
Era la cuarta o quizás la tercera, muere de pereza que había presenciado.
Kino: no entiendo para nada tus balbuceos.
Kino ladeo la cabeza mientras miraba la cara de la mujer muerta
El interior de su boca estaba seco y sintió que sus arterias se habían acelerado de manera extraña por razones ajenas al estrés y nerviosismo.
Había vuelto a matar en un solo día.
La mujer había maldecido a Kino justo antes de su muerte. Fue una maldición que no pudo disipar en ese momento.
Kino: ... no puedo quedarme quieto, aun con esto los demás y el pueblo dependen de mi para pelear con las perezas restantes.
Poniendo su vacilación de lado. Kino quito su mirada del cadáver hacia Katara. El dragón terrestre muy golpeado por la furiosa caída, soportando heridas incontables sobre todo su cuerpo.
Y, aun así, cuando el dragón terrestre sintió el acercamiento de Kino, se puso de pie con firmeza.
Kino: lo siento, Katara quiero que tengas un descanso, pero todavía te necesito.
...
Cuando Kino declaro que la empujaría más, Katara silenciosamente le dio la espalda en respuesta. El monto, incapaz de contar cuantas deudas ahora le día al dragón terrestre después del último medio día, más las últimas horas particularmente.
Jalando las riendas, ordeno al dragón si casco volver al pueblo. La barrera de cristal en su mano estaba tibia, continuamente advirtiendo sobre la presencia de mabestias.
Quizás el perro demonio estaba acechando el arbusto, mirándolos a cada momento. No le prestó atención mientras se alejaron
Kino: solo falta uno, es probable que solo quede uno.
En el apogeo de la batalla en el pueblo, Kino y Julius se habían dirigido hacia la fuente de las manos invisibles. Allí, encontraron una explosión, y en el centro de esa explosión, Wilhelm. Kino no tenía dudas de que Wilhelm había estado luchando contra esa pereza hasta el justo instante de eso.
Estaba seguro de que el demonio de la espada había derrotado a su enemigo.
El dedujo que, al igual que con la explosión del carro de dragones, algo en posesión de Kety lo había causado. Si Kety hubiera sido derrotado por el demonio de la espada, podría haberse explotado para intentar derribar a Wilhelm con él.
Si eso era verdad, solo quedaba un dedo restante, y esa tenía que ser la última pereza.
Continuara...