Capítulo 22: Su ira

Carlos finalmente llevó a Adriana de vuelta a la sala, y gritó con rabia:

—¡Cállate!

A Adriana le dolió de repente la cara, y se cubrió la cara con incredulidad mientras miraba a Carlos:

—Me has golpeado...

—¿Puedes estar tranquila?

—¡Micaela ha matado a su hijo! ¿Por qué no la golpeaste? ¿Por qué? —la voz de Adriana estaba ronca de tanto gritar, pero Carlos seguía mirándola con indiferencia.

Adriana lloraba mucho, pero Carlos dijo con impaciencia:

—¿Basta ya?

Adriana fue tratada en el hospital, sin hacer aspavientos como antes. El día que le dieron el alta, estuvo mucho tiempo de pie bajo el caluroso sol para esperar a Carlos, y cuando se enfadó, un Bentley negro se detuvo frente a ella:

—Hola, Srta. Elvira.

—¿Quién eres? —Adriana se hizo a un lado y miró al hombre con recelo.

Miró al hombre de arriba abajo. Aunque no era tan guapo como Carlos, seguía siendo apuesto.