Un sonido monótono sacó a Aiko de su inconsciencia, Bip… bip… bip… Su cabeza latía con un dolor punzante, y su cuerpo se sentía pesado, Abrió los ojos lentamente y la luz blanca del hospital la obligó a entrecerrarlos.
Lo primero que notó fue la mascarilla de oxígeno en su rostro y las vendas en su brazo. Luego, sintió la presencia de alguien más en la habitación.
Cuando giró la cabeza, vio a un hombre sentado en la silla junto a su cama. Era Shinji.
Shinji (con tono serio): pudiste haber muerto en esa explosión... pero alguien te encontró y te trajo aquí.
Aiko parpadeó, tratando de procesar lo que había dicho.
Aiko (dubitativa): A-¿Alguien... me encontró?"
Shinji cruzó los brazos y la observó con atención.
Shinji: Sí, pero lo extraño es que no había testigos en la escena. De hecho… cuando llegamos, la zona ya estaba completamente sellada por la A.M.I. ¿Qué hacías en esa iglesia?
Aiko tragó saliva. Necesitaba pensar rápido
Aiko: Yo… escuché la explosión desde lejos. Fui a ver qué había pasado y luego… no recuerdo nada.
Shinji frunció el ceño, claramente dudando de su respuesta, pero antes de que pudiera seguir cuestionándola, su teléfono vibró
Shinji: Espera aquí. No te vayas a ninguna parte
Se levantó y salió de la habitación para contestar la llamada
Tan pronto como la puerta se cerró, Aiko se incorporó con dificultad. Fue entonces cuando notó un sobre en la mesita de noche junto a su cama. Su corazón se aceleró
Lo tomó con manos temblorosas y lo abrió con cuidado. Adentro había una nota con un mensaje escalofriante:
"La próxima vez, no serás tan afortunada."
Aiko sintió un escalofrío recorrer su espalda. Su mente iba a mil por hora
Aiko (pensando): ¿Quién dejó esto aquí? ¿Fue la misma persona que me llevó al hospital? ¿Están vigilándome incluso ahora?
La puerta se abrió de golpe y Aiko escondió la nota bajo las sábanas justo a tiempo. Shinji regresó con una expresión aún más preocupada.
Shinji: Aiko… esto es más serio de lo que piensas, estamos hablando de una especie de asesino en serie así que comenzemos desde el principio ¿Si?... Necesito que me digas todo lo que sabes
Aiko apretó los dientes. Sabía que si hablaba demasiado, pondría en riesgo su misión… pero si mentía mal, Shinji podría empezar a verla como una sospechosa.
Tenía que decidir sus siguientes palabras con mucho cuidado pero antes de que pudiera decir una palabra, la luz del hospital parpadeó varias veces. El monitor cardiaco a su lado emitió un pitido errático, y por un segundo, el cuarto quedó sumido en un inquietante silencio.
Shinji frunció el ceño y llevó la mano a su cinturón, donde solía guardar su arma.
Shinji: Eso no fue una simple falla eléctrica…
Un ruido sutil pero inconfundible llegó desde el pasillo. Pasos ligeros, casi imperceptibles, como si alguien estuviera moviéndose con extrema cautela. Aiko sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
Shinji dio un paso hacia la puerta, sacó su teléfono y marcó rápidamente.
Shinji: {susurrando} Aquí Shinji. Necesito confirmación de seguridad en el piso 3… sí, luces parpadeando y actividad sospechosa en el pasillo.
Aiko intentó controlar su respiración, pero su instinto le gritaba que algo estaba muy mal. De reojo, miró la nota que seguía oculta bajo las sábanas.
Shinji: Quédate aquí. No te muevas.
Antes de que Aiko pudiera replicar, Shinji salió de la habitación, cerrando la puerta tras él
El silencio se volvió más opresivo. Aiko se quedó inmóvil, con los músculos tensos, intentando escuchar cualquier señal de peligro.
Entonces, lo oyó, Un leve clic en la cerradura de la puerta, Su estómago se encogió. Eso no era Shinji
Alguien estaba intentando entrar
Aiko contuvo la respiración, La perilla giró lentamente, y la puerta se abrió apenas unos centímetros. Una ráfaga de aire frío recorrió la habitación
No entró nadie
El silencio era sofocante, Aiko sintió su corazón latir con fuerza en su pecho. Esperó, esperando ver una sombra, un movimiento… pero nada
Con extrema cautela, se deslizó hacia la orilla de la cama y estiró la mano hacia la puerta, Pero justo cuando estaba por cerrarla, su mirada bajó al suelo
Algo nuevo estaba ahí
Un sobre negro
Su sangre se heló
Aiko tragó saliva y miró rápidamente hacia el pasillo, Estaba vacío, Sin embargo, una sensación inquietante le recorrió la espalda, como si alguien la estuviera observando
Tomó el sobre con dedos temblorosos y lo abrió Dentro del sobre negro había una hoja doblada con cuidado. Al desplegarla, Aiko sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La tinta roja formaba letras alargadas, casi elegantes, pero el mensaje era cualquier cosa menos tranquilizador:
La arena sigue cayendo, y cada grano es un latido menos en su pecho.
Corre, pequeña sombra… o solo hallarás cenizas donde una vez estuvo su luz.
El pulso de Aiko martillaba en sus oídos. Sentía un sudor frío recorrerle la espalda, pero sus manos seguían heladas, aferradas a la nota como si al soltarla todo se desmoronara
Su mente procesó cada palabra como una cuchilla afilada. "Su luz"... No podía ser coincidencia.
Aiko: ¡¡Arata!!
El monitor cardíaco comenzó a pitar más rápido. La sensación de estar siendo observada se intensificó, como si la habitación se hubiera vuelto más pequeña de repente
Los pasos de Shinji sonaron en el pasillo
Aiko apretó la nota con los dedos temblorosos
¿Debía mostrarle la amenaza… o callar y correr antes de que fuera demasiado tarde?
Aiko sintió un nudo en la garganta. No podía quedarse ahí, No podía esperar a que Shinji regresara y la llenara de preguntas que no podía responder. Si alguien le advertía sobre Arata, significaba que él estaba en peligro ahora mismo
Su corazón latía con fuerza mientras sus pensamientos iban a mil por hora. Si se quedaba, perdería un tiempo valioso. Si corría, al menos tendría la oportunidad de encontrar respuestas… y a Arata.
La voz de Shinji se escuchó acercándose. Ya no había tiempo para dudar
Con movimientos rápidos, Aiko deslizó la nota en el bolsillo de su bata hospitalaria y se incorporó. Su cuerpo protestó de inmediato con una punzada de dolor agudo en las costillas, pero no podía detenerse.
Solo tenía una oportunidad
Respiró hondo y miró hacia la ventana. Tercer piso. No era la mejor opción, pero tampoco la peor. Se acercó con cautela y deslizó la hoja de vidrio con ambas manos. El aire nocturno golpeó su rostro, helado y cargado de lluvia próxima
Los pasos de Shinji se hicieron más claros
Tres segundos
Se subió al alféizar de la ventana, su cuerpo aún débil temblando por el esfuerzo
Dos segundos
Shinji giró la perilla de la puerta
Un segundo
Aiko saltó El viento helado cortó su piel cuando cayó. El tercer piso no era una altura letal, pero con su cuerpo debilitado, el impacto fue brutal.
Golpeó el suelo con un ruido seco y sintió un dolor agudo explotar en su costado. Un jadeo escapó de sus labios. Sus piernas temblaron cuando intentó levantarse, pero su cuerpo protestó con furia. No podía quedarse ahí.
Desde la ventana, escuchó la voz de Shinji.
Shinji: te traje un burrito de carne con frijo...¡¿AIKO?!
No podía responder. No debía hacerlo.
Ignorando el dolor, apretó los dientes y comenzó a correr. Cada paso era un suplicio, pero su determinación ardía más fuerte que cualquier herida. No tenía opción.
A la distancia, escuchó una alarma activarse en el hospital. La estaban buscando.
Pero ya era tarde. Aiko ya estaba desapareciendo entre las sombras
Shinji vio la silueta de Aiko desvaneciéndose en la oscuridad.
Shinji: ¡Maldita sea!
gruñó, apretando el teléfono en su mano.
El sonido de la alarma seguía retumbando en los pasillos mientras él se giraba hacia el guardia más cercano.
Shinji: ¡Bloqueen todas las salidas! ¡No dejen que salga del perímetro!
El guardia dudó.
Guardia: Señor, ¿está seguro de que debemos tratarla como una fugitiva?
Shinji fulminó al hombre con la mirada.
Shinji: Si la dejamos ir, podríamos perderla para siempre.
Sacó su radio y marcó un canal privado.
Shinji: Aquí Shinji. Prioridad uno. Objetivo en fuga.
La respuesta tardó unos segundos en llegar.
Voz en la radio: Recibido. Enviando refuerzos.
Shinji guardó el dispositivo y echó a correr hacia la salida trasera del hospital. Sabía que Aiko era lista, pero también que estaba herida.
Y eso significaba que tarde o temprano cometería un error, Y él estaría allí cuando lo hiciera
El aire frío de la noche golpeó el rostro de Aiko mientras corría.
Sus piernas protestaban con cada paso, y su brazo vendado punsaba con un dolor sordo, pero no podía detenerse, No ahora.
La nota seguía apretada en su mano, Sus palabras ardían en su mente como un veneno.
Corre, pequeña sombra...
Su instinto le decía que la vigilancia del hospital no tardaría en activarse por completo. Si no encontraba una salida rápido, la atraparían.
Giró por un callejón estrecho junto al hospital y se pegó contra la pared, obligándose a controlar su respiración. Desde aquí podía ver la entrada principal.
Varios guardias ya estaban en posición, revisando a cada persona que intentaba salir.
Aiko: {carajo}
Miró a su alrededor en busca de una alternativa.
Arriba, un letrero de neón parpadeaba junto a una escalera de emergencia que llevaba al techo, Una idea loca cruzó su mente.
Sin pensarlo dos veces, se impulsó contra un contenedor de basura y saltó, agarrando el primer peldaño. Sus músculos protestaron, pero logró subir.
En cuestión de segundos, estaba en el techo del hospital, el viento nocturno azotando su cabello. Desde aquí, podía ver toda la ciudad iluminada.
Y, más importante aún… podía ver una posible ruta de escape.
Los techos de los edificios cercanos no estaban demasiado lejos. Si lograba saltar lo suficiente, podría alejarse sin ser detectada.
Se preparó para el primer salto…
Pero entonces, sintió una presencia detrás de ella.
Un escalofrío le recorrió la espalda.
Giró lentamente…
Y vio una figura de pie en la oscuridad.
No podía ver su rostro, pero su silueta se recortaba contra las luces de la ciudad.
Aiko tragó saliva.
Aiko: ¿Quién eres?
exigió, con la voz tensa.
La figura no respondió de inmediato. Luego, dio un paso adelante, y Aiko pudo ver un destello de metal en su mano.
Una voz baja y fría rompió el silencio.
???: La arena sigue cayendo, Aiko.
Aiko sintió su corazón detenerse por un segundo.
Aiko: Es él... El sujetó de las notas, El que me había estado observando
Su única opción era correr…
Pero, ¿hacia dónde?