El duro entrenamiento viral

Con el correr de los días la espera se hace eterna y según los informes que Ryoma recibe de parte de algunos colaboradores en la ciudad, es muy seguro que se logre una decisión la semana siguiente. Mientras tanto el equipo realiza tareas que los funcionarios ordenan, muy tranquilas, por cierto, como arreglar trampas en lugar vitales para la defensa de la prefectura de Chiba así como el mantenimiento de las zonas seguras, acabar con algún que otro infectado que se adentra, investigar maneras de enfrentarlos más ágilmente y por supuesto entrenar.

En los tiempos de descanso o donde no hay programado nada para hacer, Sora se entrena en el dojo improvisado con artículos precarios con Kenzo como su maestro. No es de sorprender que cada entrenamiento con el segundo al mando y espadachín maestro fuera tan brutal. Cada práctica equivale a horas y horas de entrenarse físicamente con enfrentamientos donde Kenzo obliga al joven a ir más allá de su propio limite. Fuerza, velocidad, agilidad, destreza y reflejos, son las capacidades a las que el espadachín apunta para fortalecer al chica y finalmente los últimos 20 minutos son de meditación con el cuerpo estresado y agotado.

Otro día más de entrenamiento agobiante ocurre y Sora mantiene la distancia con Kenzo, de frente, aún sin desenvainar su espada:

-Tengo que encontrar algún punto débil, pero…-mira al vice capitán como un aura lo envuelve de manera misteriosa y violenta como si fuera un demonio con espada. En ese momento ve que es imposible enfrentarlo sin un plan- ni siquiera ha desenvainado. No quiero imaginar cuan peligroso es cuando desenvaina su espada.

-Pensar las cosas sirve y mucho para combates tácticos, lo admito, pero en caso de pelear a muerte…-se acerca rápidamente con su espada desenvainándose lentamente hacia él- solo te sentencias a morir rápido por no prestar atención a otras formas.

Sus habilidades salen a relucir frente al cabo, que apenas puede mantenerle el ritmo. No puede encontrar ninguna apertura para lograr, al menos, acercársele y reducir distancia. Mientras tanto, Kenzo lo abruma con una muestra de velocidad, agilidad y la maestría con la que esgrime su espada sin siquiera usar su habilidad viral:

-Tienes que dejarte llevar por los reflejos. No pienses demasiado y déjate llevar por el calor de la batalla. -aconseja mientras mueve su espada sin parar mientras a duras penas Sora lo esquiva.

-¡¿Y como quieres que haga eso si no me dejas de atacar?!

-Solo lo sabrás tu.

-¡Ah, bien, solo preguntaba!-se molesta por la impotencia de sentirse abrumado.

Ahora, Kenzo deja de atacarlo y guarda su espada en la vaina. Sora observa confundido, pues su superior ya no está en modo de ataque, sino que cierra los ojos y la espada yace en la vaina.

Lo primero que hace el cabo es desconfiar de las intenciones del espadachín, solo se dedica a esperar hasta que él dice:

-¿Vas a atacar o solo estarás mirando?

-¿Heh? ¿Qué?

-Te quejas demasiado y no ves la realidad Sora.

-¿Qué realidad?

-Tus habilidades son demasiado básicas y pueden mejorar. Tienen un margen de mejorar inmensa pero solo te quedas estancado. Vamos, atácame.

En el momento en que da una oportunidad, Sora se acerca rápidamente con sus ojos puestos sobre el hombro que vigila cuidadoso la espada. Kenzo esquiva la patada dirigida hacia su cuerpo. Luego vuelve a esquivar otro que apunta a su pecho y así, sucesivamente, el segundo al mando de la Shield Force casi sin esfuerzo demuestra porque está donde está.

Finalmente, Sora se agota de lanzar casi cuarenta patadas con su habilidad activada mientras que Kenzo, con lo que implica su edad y tantas batallas que pesan en su cuerpo, sigue como si nada frente al joven en la plenitud de su vida y a falta de su máximo desarrollo:

-Estás usando muy mal tu habilidad viral. -dice Kenzo.

-No comprendo si yo…lo uso cuanto puedo y siempre atacando a infectados.

-No sirve de nada si constantemente lo usas sin aprender sus bases. Si, tienes una habilidad bastante potente como la mía o la de Ryoma pero no vas más allá ¿sabes?

-Perdón, pero sigo sin entender.

-Mmm…como decirlo…a decir verdad no soy el mejor explicando, pero te lo diré de esta manera. En nuestras venas no circula sangre como las personas ordinarias, más bien somos el resultado de una evolución humana viral. En nuestras venas circula el virus, pero ¿Cómo diría Teressa? Solo una forma pacífica del virus, aunque peligrosa para las personas ordinarias. Cada vena de nuestro cuerpo representa nuestra energía viral moviéndose constantemente y llevando las habilidades que nos ha otorgado esta mierda. ¿Sabes cómo llevar tu habilidad hasta el límite?

-¿Cómo?

-Meditando y aprender el flujo de esa energía viral. Cuando lo logres podrás ver a tu cuerpo de una manera diferente y simple. Podrás llevar tus habilidades hasta el límite verdadero y no el autoimpuesto por ti.

Sora se echa al suelo y suspira:

-¿Qué no era importante dejarse llevar por el calor de la batalla y los reflejos?-cuestiona el joven.

-Si, pero no lo es todo. El entrenamiento espiritual es algo importante para entrar en contacto con ciertos conectores del cuerpo y vinculan a la energía viral. Recuerda, en el momento que somos personas con habilidades especiales dejamos de ser ordinarios y pasamos a un plano diferente. Solo relaja tus músculos, cierras los ojos y siente como el virus circula por tus venas.

-Bien.

Haciendo caso al espadachín, Sora se sienta en el suelo de nuevo, cierra los ojos, cruza las piernas y respira hondo y calmado. Al principio no creyó mucho en lo que Kenzo le dijo hasta que empieza a sentir como la sangre infectada se mueve constantemente dentro de un espacio pequeño que equivale al cuerpo humano, luego esa sensación va aumentando hasta sentir como ese mismo virus se encuentra en todas partes de manera mas inofensiva para aquellos humanos ordinarios.

Se pone de pie, lentamente, y sin abrir los ojos levanta la pierna con la rodilla hacia arriba y respira hondo, sin perder la calma y manteniendo esa sensación cada vez más en expansión.

Kenzo observa sin interferir. Sora, por su parte, deja fluir la energía hacia su pierna hasta liberar la carga viral que yace en ella con forma de llamas verdes:

-Oh, interesante. -se sorprende el espadachín.

-¿Con esto es suficiente, maestro Kenzo?

-Si…ahora ven con todo…

Varios minutos mas tarde, Teressa bebe un té de cerezos mientras analiza patrones de comportamiento de infectados ordinarios con su tableta digital. Kenzo entra a la cocina para beber un poco de sake y la doctora se percata de una pequeña lesión en el pómulo derecho, no muy grave pero llamativa para ella puesto que es extraño que sea herido. El espadachín es conocido por ser alguien difícil de vencer en un estado esplendido:

-Tu rostro. -dice la doctora.

-No hace falta que te alteres por eso. Solo es la muestra de que un mocoso acaba de entender mi clase. -responde serio.

-Que bueno que no soy instructora. -murmura entre pequeñas risas.