—Estos enanos tienen todo lo que nosotros solo podríamos soñar y aún más, ¡y todavía se quejan como si les hubiera robado el dinero del almuerzo! —Lith gruñó.
—¿En mis tiempos? ¿Mocoso? ¿Enanos? —Kamila se rió hasta más no poder—. Hablas como si fueras un viejo chiflado como Rudd, cuando te graduaste hace menos de seis años.
—Además, no le creas ni una palabra, Kami —Solus compartió su hilaridad y algo más—. Solía quejarse de todo y si el viejo Lith tuviera acceso a una Tableta, maldeciría a su inventor y maquinaría hasta conseguir libros físicos para seguir engañando su camino con Soluspedia.
—Maldita sea, lo haría. Hacer trampa está bien siempre y cuando sea yo quien la haga —Lith dijo con cara seria, haciéndolos reír aún más—. Odio las peleas justas.
Se habían visto obligados a dejar Lutia por un tiempo debido al masivo flujo de turistas desde la apertura de la Puerta de Distorsión pública.