Friya levantó la cabeza solo para contemplar el magnífico cristal dimensional violeta grabado en la Noche Interminable. Estaba deseando saber cómo se fabricaban, pero se mordió los labios y mantuvo la boca cerrada.
—Yo también te llamo bluf, niño, pero gracias por tus amables palabras. Hacía mucho tiempo que nadie me llamaba por nombres feos, y menos maestro. No me debes nada —Tezka dijo con una sonrisa lobuna.
—Si lograste el núcleo violeta solo por verme pelear, si alcanzaste la iluminación con unas pocas palabras mías, es solo porque pudiste entenderlo todo por ti misma —hizo un gesto hacia los otros espectadores, que parecían ajenos a lo que Friya estaba hablando.
—Tenía razón sobre ti. Hay talento aquí y aquí —su largo dedo con garras tocó su frente y su pecho—. Tener un buen cerebro es solo suerte. Tener un buen corazón depende solo de ti.