Elysia convirtiéndose en un ser separado de su madre despojó a Kamila de poder en su cuerpo y núcleo. La privó de las escamas de dragón y los sentidos mejorados a los que se había acostumbrado tanto.
Kamila se sintió exhausta, tan débil que habría desmayado en el acto si no fuera por la advertencia de Tyris. Por si fuera poco, se negó a perder la conciencia antes de sostener a su bebé.
—¿Es… esto… lo que querías decir? —sus ojos se le cerraban y se sentía como si pudiera dormir por una semana.
En cambio, se mordió el interior de la mejilla y usó el dolor para superar el sueño que inundaba su cuerpo.
—Sí —Tyris asintió—. Para un Guardián significa perder la mitad del poder que tenemos durante el embarazo, pero para ti es mucho peor. Acabas de pasar de un Despertado con núcleo cian a uno amarillo. Eres unas cuantas decenas de veces más débil de lo que eras hace un momento.
—¿Puedo-? —Lith avanzó hacia Salaark que sostenía a Elysia.