Sintiendo la preocupación en el chico y la depresión en la mujer, Ónix se apresuró a decir:
—Lamento haber sido un idiota. Mi competitividad me dominó.
Ella le dio a Kamila una profunda reverencia y una caricia complementaria en la cara.
—Disculpa aceptada. —Kamila abrazó a la Bestia Emperador, encontrando consuelo en su cálida y suave piel.
—¿Y yo qué? —gruñó Abominus.
—Tienes razón. —Ónix se volvió hacia él—. Lamento que aún no hayas evolucionado, aunque han pasado meses desde que yo lo hice. Debe ser terrible ser terrible.
—¡Tú peludo...! —Ira, práctica, y el poderoso géiser de mana que alimentaba la Torre de Solus hicieron que algo hiciera clic en la mente de Ry.
Él había recibido las enseñanzas de Lith, Dragones y Fénix al igual que Ónix, pero hasta ese momento todo le sonaba a aire caliente. Abominus tomó una respiración profunda, la mantuvo mientras contraía los músculos abdominales antes de exhalar.