El Fénix y el Dragón no podían salir de la sombra de Zinya sin causar revuelo, ni tampoco dejarla desprotegida. Así que entró en un edificio y solicitó la privacidad de una habitación para liberar a sus guardaespaldas.
Tezka había llegado apresurado, pero como estaba en medio de un experimento, necesitó unos segundos para presentarse. Miró alrededor del lago por un rato antes de darse por vencido y regresar a su laboratorio.
«Odio dejar cabos sueltos, pero ese tipo podría estar a cientos de kilómetros de distancia ahora si usó Invigoración para Teletransportarse sin parar. Además, no pasó nada y estos son uno de los pocos días en que no tengo que cuidar a los niños», pensó mientras retiraba el campo de estasis y reanudaba el experimento.
—Si ahora te sientes segura, ¿te importa si termino mis diligencias? —preguntó Zinya—. No puedo esperar para ver a Kami y a Elysia.