Fue entonces cuando concluyó que tenía razón. ¡El hijo mayor de Finn era feo!
…
En la sala de partos. Mónica sentía que iba a morir. No le quedaban fuerzas para empujar y quería tomarse un descanso, pero Finn y la partera no la dejaban descansar.
Decían que el bebé podría quedarse sin oxígeno si permanecía dentro demasiado tiempo. Sin embargo, ella estaba exhausta. ¡Si continuaba, moriría de agotamiento!
—Sra. Jones, si empuja tanto como ahora, su segundo bebé saldrá pronto —dijo rápidamente la partera.
—Estoy sin aliento y no me quedan fuerzas. He utilizado todo lo que tengo para dar a luz al niño —jadeó Mónica.
—Si no le quedan fuerzas, tendremos que utilizar un vacío para sacar al bebé —dijo la partera.
—¿Qué?
—De lo contrario, si el bebé se queda ahí dentro demasiado tiempo, podría quedarse sin oxígeno.
—Entonces, ¿qué será de mí? —preguntó Mónica emocionada.
¿Iban a introducirle un vacío? ¿Era tan aterrador dar a luz a un bebé? Sólo pensar en ello la aterrorizaba.