Miedo a las Sombras

La oscuridad había descendido sobre Tumbadeus, donde el sol nunca se ponía. Karna estaba tanto sorprendido como, a pesar de no querer admitirlo, asustado. Tenía en su posesión una Memoria que le otorgaba una visión nocturna similar a la de un depredador nocturno, y sin embargo, de repente se encontró ciego.

Lo que significaba que la oscuridad que lo rodeaba no era simplemente una vasta sombra, sino oscuridad verdadera.

No podía ver nada... pero podía oír.

Había muchos sonidos.

Los rugidos de las Criaturas de la Pesadilla esclavizadas, las voces humanas gritando, el estruendo del metal, el nauseabundo crujido de la carne desgarrada. Todo ocurrió en un instante, convirtiendo la pacífica melodía de las ruedas chirriantes en un estruendo ensordecedor de batalla.

«¿Cómo puede él…»

Pero no había tiempo para adivinar.