Forja de Sombra

En la forja, el sudor resbalaba por el cuerpo de Sunny mientras martilleaba la barra incandescente de aleación bendita. Furiosas chispas blancas danzaban en el aire, estas no eran las chispas inmateriales de esencia del alma, sino las partículas muy reales y ardientes de metal quemado. El calor era sofocante, y las sombras fluían mientras las llamas brillantes danzaban en el horno inmolador.

Sunny ya se habría chamuscado el cabello y recibido innumerables quemaduras terribles si no fuera por el Caparazón de Ónix, que lo protegía del calor y el fuego. Su expresión estaba concentrada, y su mano era firme, entregando golpes devastadores con el martillo negro a un ritmo constante.

La cadencia de sus golpes y el repique del metal llenaban la oscura extensión de la cámara de la forja, que estaba oculta del mundo en su propia dimensión, con una furiosa, pero hermosa melodía.