Dentro del gigantesco hexágono, miles de personas se arrodillaron y adoraron la estatua de la Madre Superiora.
Su excelente construcción y su estética agradable evocaron mucha apreciación. Los efectos especiales que Ves había empleado, como iluminarla con un proyector y liberar una niebla misteriosa, añadían a la ilusión de que se encontraban en un momento mágico.
Después de escuchar el discurso de Ves, todos alinearon sus pensamientos hacia las madres.
Las madres eran el transportador de la vida.
Las madres eran las mayores fuentes de amor.
Cada mujer tenía el potencial de convertirse en una Madre Superiora.
No importaba si eran los 66,666 hombres, las 666 Hermanas Penitentes, las 66 Doncellas Espada o incluso los guardias estacionados justo afuera del hexágono, ¡cada persona estaba de acuerdo en un solo pensamiento!