Algunos guardaespaldas caminaron con paso firme hacia Beauford, como si quisieran hacerle algo.
En ese momento, todos observaban con los brazos cruzados. Era como si nadie estuviera dispuesto a defender a Beauford en ese momento.
—Quinto Guardián, ¿esto no te importa? —Beauford apretó los dientes.
—... —La relación entre el Quinto Guardián y Gaetano no era ordinaria. En este momento, solo esperaba que este asunto pudiera terminar lo antes posible y que Noel no se enterara.
Cuando Beauford vio que el Quinto Guardián no había dicho ni una palabra, su expresión se volvió un poco desesperada.
Sabía que si el Quinto Guardián no intervenía por él, entonces nadie podría ayudarlo.
Beauford dudó un momento antes de apretar los dientes y gritarle a Gaetano.
—¡No lastimes a mi hija! Me arrodillaré y te pediré disculpas, ¿de acuerdo? —Gaetano no pudo evitar reír al escuchar las palabras de Beauford. Luego, dijo con arrogancia: