Una persona aterradora

—Parece que estamos en un gran problema esta vez. Si hubiera sabido antes que esa persona era el maestro del Devorador de Almas, ¡lo habría matado de inmediato! —William apretó los dientes y murmuró.

—Señor William, creo que esos mercenarios no podrán resistir mucho más. ¡Deberíamos pensar en otra manera! —En ese momento, un hombre de mediana edad se acercó a él y susurró.

—¿Qué más puedo hacer? Ahora hay muchos Maestros de Artes Marciales Antiguas en esta isla. ¡Que actúen! ¿Para qué están aquí si no es para esto? —William gritó con enojo.

El hombre de mediana edad mostró una expresión de impotencia al escuchar sus palabras. La situación actual los dejaba sin otra opción más que depositar sus esperanzas en el Rey de las Sombras. Si el Rey de las Sombras pudiera regresar, las cosas serían mucho más simples. Sin embargo, si no regresaba, sería problemático.