Capítulo 1939

—Heh... huff huff...

Oliver Walker estaba excepcionalmente exhausto, de repente se encontraba flotando en el aire, como si no fuera su cuerpo, sino más bien su alma.

¿Pero no deberían solo los santos ser capaces de condensar su alma en forma?

—¡Estoy aquí!

—¡Sigo vivo!

—¿Quién eres tú, y dónde estás?

Oliver Walker giró su alma, inspeccionando sus alrededores, ¡pero no había nadie a la vista!

No importaba cuánto gritara, nadie respondía, ni nadie podía oírlo.

Su alma parecía estar sellada dentro de este mundo.

¡No!

¡Esto no era simplemente un mundo rojo sangre!

Afuera, parecía haber llamas abrasadoras, esas feroces llamas aparentemente luchando contra la energía roja sangre.

Oliver Walker volaba a través de este espacio, tratando de encontrar una salida, pero no importaba cuán rápido fuera, parecía como si aún estuviera en el mismo lugar.

Los límites del espacio siempre estaban a la misma distancia de él.

—¿Hay alguien ahí?

—¡Salgan!