—¿Qué has dicho? —La expresión de Lin Xianyong ardía de furia. Las comisuras de su boca se torcieron en una fría sonrisa—. Bien. Eres verdaderamente arrogante. Espero que puedas seguir actuando duro como ahora.
Sin perder más palabras, Lin Xianyong agarró con fuerza su lanza negra como el azabache, y una fuerza abrumadora estalló de ella.
La aterradora energía espiritual, gruesa como un océano embravecido, se desplazaba a través de la lanza. Un aura asesina se condensó en la punta de la lanza, estallando en una energía gris y rodante que se movía violentamente.
Los ojos de Ye Chen se estrecharon al presenciar esta exhibición. Lin Xianyong era de hecho mucho más formidable que Li Shen. El aura asesina que rodeaba la lanza era suficiente para enviar escalofríos por la espina dorsal de Ye Chen.
La expresión de Lin Xianyong era grave y tremendamente seria. Las venas de su cuerpo se hinchaban y pulsaban mientras su aura crecía. Estaba claro que tenía la intención de no contener nada.