Puedo ver que Yan Xiulan está especialmente atenta al combate. El rival de Fen Huan es un joyero, como ella. Lleva dos pendientes, dos brazaletes y un collar. Su arma es una bola metálica con pinchos atada a una cadena. Lleva una en cada mano. Nada más empezar el combate, empieza a hacerlas girar. Resultan intimidantes.
La velocidad que llevan hace que, cuando las lanza, sean muy peligrosas y rápidas. Sin embargo, cuando lo hace, no es inmediato recuperarlas, lo que le deja vulnerable. Quizás por eso, solo ataca con una cada vez.
No tarda en quedar claro que Fen Huan es muy superior en artes marciales. Enseguida, toma el ritmo de combate. Tras unos pocos intercambios, puede predecir la dirección de los ataques, lo que le facilita esquivarlos o bloquearlos.
Sin embargo, allí acaba su ventaja. Su rival usa sus joyas hábilmente. Una de ellas es capaz de crear un escudo de qi. Lo controla con gran precisión, mucha más que Yan Xiulan. No solo puede invocarlo casi instantáneamente, sino que puede regular cuánto y con qué fuerza. De esa forma, solo gasta el qi imprescindible.
–Eso también se puede hacer… Vaya… Lo está rellenando de qi otra vez…– oigo murmurar a nuestra joyera. No sé si se ha olvidado de parpadear.
Otra de las joyas lanza una descarga de qi. Su misión es empujar o desequilibrar a su rival. Creo que hay una que refuerza el qi de sus armas, aunque no estoy del todo seguro. Las demás, no sé qué hacen.
Sin duda, no es un rival fácil. Si bien su pericia con sus armas y técnicas es limitada, lo compensa con sus joyas. Además, si lo que parece que ha dicho Yan Xiulan es cierto, puede recargar las joyas. De esa forma, no tienen más limitaciones que su propio qi.
Fen Huan ataca continuamente. Si se encuentra con un escudo de qi, cambia de dirección. Si el arma contraria tiene mucho qi, la esquiva, o la bloquea también con qi. Con suma precisión. Si recibe una descarga de qi, recupera rápidamente el equilibrio. Si es necesario, salta hacia atrás. Incluso si tiene que dar una voltereta de espaldas.
Los recursos del joyero son sin duda molestos. Pero ella parece poder lidiar con ellos. Aunque, por alguna razón, la veo hoy menos agresiva que en otras ocasiones. Aunque ataca sin parar, no lo hace con excesiva convicción. No pone mucho qi en sus ataques. Supongo que es la estrategia que ha decidido.
Finalmente, su rival revela otra joya. Un repentino ataque sale de su antebrazo. Parece imposible de repeler, pero los reflejos de Fen Huan son impresionantes. Salta hacia atrás, liberando su arma de la colisión con la de su rival. Logra bloquear el ataque, y deja que la empuje un poco más. De esa forma, reduce el impacto. Inmediatamente, se detiene y vuelve al ataque.
Su oponente frunce el ceño. Quizás, creía que podría ganar la iniciativa con ese movimiento. O al menos, infligir daño. Pero mi pelirrosa lo ha resuelto con efectividad.
Sorprendentemente, a partir de ese momento, Fen Huan pierde totalmente la iniciativa. Aunque no más rápidos, los ataques de su contrincante se han vuelto más potentes. No sé si está usando qi de la etapa cuatro o exprimiendo el poder de sus joyas. Además, continuamente escudos de qi intentan interferir con los movimientos de ella, y el filo de qi aparece a menudo.
Es una continua ráfaga de ataques que ella esquiva y bloquea como puede. Aunque en ningún momento pierde la compostura ni la concentración. No hay pánico en su mirada, sino determinación.
Algunos golpes impactan en ella, pero sin infligir mucho daño. Apostaría a que, de alguna forma, elige los menos peligrosos. Se asegura de esquivar o bloquear los más letales, y permite los menos golpearla si no tiene más remedio.
Tras un par de minutos, el escudo de Fen Huan ha bajado al 60%, cuando su adversario se detiene. Respira pesadamente. Parece frustrado. Ella lo mira, pero no ataca.
–Me rindo– asume inesperadamente.
¿Se le ha acabado el qi? Quizás, ha visto que no podía ganar por medios normales. Por eso, habría apostado por una ofensiva total, hasta que no ha podido más.
–Ganadora, Fen Huan.
A mi lado, estallan de júbilo. Sonrío. Supongo que ya me he acostumbrado. ¿Yan Xiulan está apuntando algo? ¿Quizás ha tomado notas?
Ahora que me acuerdo, tengo algunas gemas más para ella. Se las daré luego. Se las podría dar todas juntas cuanto acaben los eventos, ya que seguramente encontraremos más. Pero así, tengo una excusa. Me encanta verla avergonzarse. Y quizás, me gane otro beso.
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Fen Huan parece un poco cansada. Ha sido un combate largo e intenso. Aunque a menudo tenemos "combates" largos e intensos. Ayer, por ejemplo.
Aunque no por ello deja de contestar las preguntas de Yan Xiulan. Al principio, se sorprende un poco, pero enseguida se da cuenta de la razón. Nuestra joyera está muy interesada en los detalles. En como hacer funcionar sus joyas.
Así que sonríe y le explica todo y cada uno de los detalles que le pregunta. Incluso algunos más. Aunque a veces se metan con Yan Xiulan, todas la consienten mucho. Bueno, la consentimos. Creo que es para ellas como una hermana pequeña. Para mí, no exactamente.
Más tarde, recibo a Ken. Que me pregunta sobre cómo han ido los combatas, medio acostada sobre mí. Desnuda, Apoyada sobre mi pecho. Mirándome con una preciosa sonrisa. Irresistible. Y algo cansada después de nuestra batalla particular.
Aunque, a pesar de su sonrisa, puedo ver algo de resignación. Estoy seguro de que, cuando he hablado de nuestras animadoras, ella deseaba estar con ellas. Gritar y saltar como la que más. Dudo que Ai, Shu, Sai, An, Jiao o Meixiu lo hicieran, pero ella sí. En cuanto a Dandan, no estoy seguro.
Como siempre, me despido reticente a dejarla ir. Si no fuera porque resultaría demasiado sospechoso, aceleraría más su cultivación. Con la velocidad actual y siendo esclavas, ya estás llamando un poco de atención.
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A la mañana siguiente, Hong llega al reino del Alma entre gemido y gemido. Me besa muy efusivamente.
–Que me encontraras, es lo mejor que me ha pasado– me confiesa, cariñosa.
Con mis dedos, aparto las lágrimas que han aparecido bajo sus ojos. Le sonrío. La vuelvo a besar.
–Me alegro de verdad de haberte encontrado. Pero, eso no cambia que no hemos acabado– aseguro, intentando parecer amenazante.
–¿Oh? ¡A ver de qué eres capaz!– me reta, muy sensual, apretando su vagina.
Sonrío. Acepto el desafío. Y empiezo a moverme dentro de ella. A llenar mi mano con su pecho. A dejar que se moje con su leche. Luego me chupo los dedos. Sin dejar de mirarla.
Con la otra mano, me apoyo sobre la cama. Las suyas recorren mi pecho con lujuria. Su boca me da la bienvenida cada vez que me acerco.
Su pelo rojo es cada vez más largo. No se lo ha cortado desde que vino con nosotros. Sus ojos verdes claros son tan seductores…
Otros gemidos se oyen a su lado. Bronceada, su ahijada, se ha vuelto a correr. La tiene cogida de la mano. Se miran. Pero no he acabado con ninguna de las dos. Así que mis dos mitades no dejan de perforarlas. De saborearlas. De estrujarlas. De compararlas.
La piel cada vez más suave de Hong. La morena de Bronceada, con las líneas marcadas. Muy seductoras las dos.
La suavidad de los pechos llenos de leche, con sus pezones oscurecidos. Siendo pellizcados para que salga el líquido blanco. Los más compactos de su ahijada. Firmes y seductores. Con mis dedos marcados en ellos. Reclamando su propiedad.
La constitución elegante y tersa de Hong. Los músculos marcados de Bronceada. Una parece una delicada damisela. La otra, una atleta. Aunque las dos son cada vez más peligrosas en combate. En especial, la primera. Ha descubierto que le apasiona. Ha pasado de no saber cómo a combatir a un nivel decente. Y sigue mejorando.
También sus vaginas son diferentes. Una me aprieta con lujuria. La otra parece oponer una inútil resistencia. Ambas vibran cada vez más fuerte. Hasta que se vuelven a correr. Y ordeñan cada uno de mis miembros.
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Hoy son los dieciseisavos de final de la etapa tres. Fen Huan no era muy optimista. Aunque estaba deseando que comenzara. Su análisis ha sido simple:
–Su destreza y la mía son similares. Él tiene acceso a qi de la cuatro y yo no. A estas alturas, con los premios en juego, no dudará en usarlo.
También ha dicho que no estaba todo perdido. Aunque difícil, no es imposible vencer.
Él usa un florete. Es una arma peculiar. Su principal ventaja es su extrema rapidez y la letalidad de sus ataques. Sus desventajas están en la menor variedad de ataques, y en la defensa. Por ello, en cuanto empieza el combate, no duda en intentar obtener la iniciativa.
Sus estocadas son rápidas y continuas. Cuesta incluso verlas. Diría que consigue sumar algo del qi anterior cada vez que hay una nueva. Aprovechando el que se ha dispersado. Si es así, tiene cierta ventaja en ese aspecto. Aunque no sé cuanto le cuesta mantener la ofensiva, ni cuánto aprovecha.
Fen Huan empuña una mitad del arma en cada mano. No se limita a bloquear los ataques. Los busca. Los enfrenta uno a uno.
Su velocidad con sus armas es algo menor. Pero consigue no tener desventaja usando dos. Se enfrenta a los ataques alternativamente. O los esquiva si su rival intenta atacar desde el punto ciego del arma a la que tocaría enfrentarse.
Al menos, es así al principio. Por alguna razón, al cabo de un rato, pierde en los intercambios de vez en cuando. Teniendo que retroceder. Él aprovecha para atacar con más ímpetu.
Aunque ella poco a poco logra recuperarse, vuelve a sufrir el mismo contratiempo otra vez. A la tercera, logro entender qué sucede. De vez en cuando, su rival imbuye qi de la etapa cuatro en su ataque. Con ello, tiene mucho más peso. Además de que su defensa de qi es superada. Y ella se ve obligada a retroceder.
De hecho, es lo que se temía. Puede que gastar qi de la cuatro perjudique un poco la cultivación. Pero los premios valen la pena.
Fen Huan puede también hacerlo. Sin embargo, apenas tiene. Hace demasiado poco que ha subido a la tres. No tiene sentido intentar contrarrestarlo cada vez. Se quedaría sin ese qi demasiado pronto, y estaría a su merced. Así que solo lo usará si tiene una ocasión clara. Además, si no lo usa, puede servir como disuasión el saber que lo tiene.
Fen Huan sufre leves daños en su escudo debido a ese tipo ataques. Aunque su rápida reacción al retroceder la ayuda a amortiguarlos y minimizarlos. Así mismo, si bien bloquea los ataques de su rival, parte del qi le llega, corroyendo poco a poco su escudo. Al que algunos llaman "puntos de vida".
Los ataques de ella también llegan, al menos los remanentes del qi. Quizás menos, pero más poderosos. Además, la defensa de su rival es inferior. Por eso, la desventaja no es mucha. Están bastante igualados.
Sus cuerpos se mueven rápidamente por la plataforma de combate. A veces evadiendo. Otras buscando a su oponente. Los intercambios son fieros. Sin contemplaciones. Quizás por ello, el público está entusiasmado. Hay otros combates, pero el suyo es el que llama más la atención.
En cierto momento, Fen Huan une sus armas y lanza un ataque pesado a su oponente, aunque eso suponga recibir un par de afiladas estocadas. No obstante, son menos efectivos que el de ella, que "corta" su brazo. Al menos, le dolerá bastante. Lástima que no sea con el que empuña el florete.
Él se ve obligado a contratacar con qi de la etapa cuatro. Con una ráfaga continua que repele a Fen Huan. Ella no tiene más remedio que retroceder y bloquear continuamente. Parece que ha decidido no guardarse más el qi.
En ese frenesí, una de las armas de Fen Huan es atravesada, rompiendo su defensa. El ataque la pilla por sorpresa, y consigue infligir una grave herida. Es decir, sus "puntos de vida" llegan a cero. Ha perdido el combate.
Sin duda, si tuviera su arma original, eso no hubiera sucedido. Pero tiene que llevar el arma de menor calidad que les dan para el torneo. No ha podido protegerla de los ataques de un qi más denso. Al ser atravesada, ha perdido su defensa.
El rostro de su adversario es grave a pesar de la victoria. Creo que ha gastado más qi de la etapa 4 del previsto, al ser puesto en una situación difícil. Su cultivación podría verse afectada. Quizás, retrasándola meses. No creo que años. Gran parte lo recuperará meditando.
Aunque él me da igual. Es una verdadera pena que Fen Huan haya perdido. Al menos, ha llegado a estar entre los 16 mejores, recién subida. Puede que sea la única entre esos 16 con tan poco tiempo en la etapa 3. No creo que eso la consuele. Supongo que tendré que encargarme de consolarla personalmente.