Las Tierras Inmortales expresaron su ira. Ruidos crepitantes llenaron el cielo, y rayos se dispararon hacia la figura de Noah.
Noah no sabía cómo manejar esa situación. No tenía nada que derrotar. El mundo se había convertido en su enemigo sin darle un objetivo.
Jordán y los demás querían acudir en su ayuda, pero Noah levantó la mano para detenerlos.
—¡No se acerquen a mí! —gritó Noah—. ¡Necesito manejar esto por mi cuenta!
El mundo continuó lanzando rayos que caían sobre su figura y destruían parte de su armadura diabólica. El agujero negro siempre la reconstruía, pero Noah aún se sentía incapaz de encontrar una solución a su problema.
La ciudad de Vagona cayó en caos debido a la crisis. Las chispas no apuntaban a sus edificios. Sin embargo, los cultivadores no se sentían tranquilos ante tal muestra de poder.
—¡¿Cómo resuelvo esto?! —gritó Noah en su mente, pero su situación parecía desesperanzada.