Noah ni siquiera consideró esa opción. Ya había visto lo peligrosas que eran las regiones ventosas a su nivel actual. No podía ir allí solo para deshacerse de su molesta condición.
—Supongo que esto tenía que suceder en algún momento —suspiró Noah y se calmó.
Su situación no era completamente horrible. Ya había encontrado una solución temporal a su problema, y podría perfeccionarla mientras estuviera dentro de la herencia del Supremo Ladrón.
El hechizo tenía algunas desventajas, pero podía mantenerlo seguro. Además, también funcionaba como un disfraz para su presencia. El único problema era que funcionaba demasiado bien.
Noah se inclinó hacia el Supremo Ladrón, y una luz azul pronto se encendió bajo él para teletransportarlo fuera de esa sala subterránea. Noah se encontró en la cuarta capa después de que la luz desapareciera, y rápidamente cavó una cueva para crear un área de entrenamiento.