1588. Crisálidas

Demonio Divino y los demás querían ayudar, pero pronto bajaron sus manos. Noah les estaba dando un espectáculo que no querían perderse.

Noah era un guerrero excepcional. Podía luchar sin permitir que esas abejas lo tocaran. Sin embargo, la situación no requería que fuera tan cuidadoso.

Las picaduras de las abejas a menudo aterrizaban en su cuerpo, pero nunca lograban dejar marcas. El choque con su piel generaba ruidos metálicos que se propagaban por el cielo rojo pero nunca resultaban en lesiones.

La sustancia inestable convertía el cuerpo de Noah en algo más que simple piel y carne. Le permitía superar la perfección y volverse casi inmune a las bestias mágicas en el nivel inferior.