Las leyes del Demonio Divino comenzaron a afectar el ambiente, pero el experto pronto entendió que nada en su arsenal funcionaría contra esa amenaza. El mundo no sabía cómo ayudarlo. La situación era completamente desesperada, y su imaginación terminó chocando contra una pared.
Noah había obligado al experto a darse cuenta del desafío de Cielo y Tierra. Superarlo era obligatorio para el Demonio Divino, pero su mente no podía encontrar una solución.
Matices de energía azul fluían dentro de su mente para potenciar su técnica de Deducción Divina, pero no aparecía ninguna idea favorable. El Demonio Divino se llenó de horror al sentir que su ley estaba a punto de fallarle.
La aura del Demonio Divino comenzó a volverse salvaje. Destellos de energía azul salieron disparados de su figura y mancharon la blancura mientras robaban parte de su poder. Su ley se expandía inevitablemente, y su influencia generaba efectos que sus amigos temían.