Todo el agujero quedó en silencio. Las palabras de Noah dejaron a los líderes y subordinados sin palabras. No pidió nada demasiado sorprendente, pero el simple hecho de que hubiera decidido hablar los dejó incapaces de decir algo por un tiempo. Simplemente no estaban preparados para ese evento.
—Huele raro —susurró el dragón negro mientras un halo oscuro se extendía desde su figura e intentaba avanzar antes de dispersarse dentro del mundo.
—Tal vez se han alejado demasiado de nuestra especie —suspiró el dragón verde, y Noah sintió la peligrosa sensación que se acercaba de nuevo.
—¿Quieres callarme por mis preguntas? —dijo rápidamente Noah antes de que la peligrosa sensación pudiera alcanzar su pico—. ¿No es ese el camino de Cielo y Tierra? ¿Cómo puedes luchar contra ellos si obligas a tus subordinados a ser soldados tontos que ni siquiera pueden tener curiosidad?