Los ojos de Noah se iluminaron tan pronto como escuchó esas palabras, y lo mismo ocurrió con los expertos detrás de él. El grupo había logrado ver las ciudades en el cielo a través de las memorias del Señor Lewis, pero no esperaban que una de ellas estuviera entre las tormentas.
—¿Cayó recientemente? —Noah no pudo evitar preguntar mientras las dudas surgían en su mente.
—Algunas cosas permanecen dentro de las tormentas para siempre —explicó el dragón del tiempo—. Las zonas muertas raramente abandonan estas áreas porque Cielo y Tierra no quieren que lleguen a tierras concurridas.
Noah reveló una sonrisa fría mientras una provocación escapaba de su boca.
—¿Realmente quieres enviarnos a una zona muerta?
—Cachorro, he visto incontables existencias ascender y caer —gruñó el dragón del tiempo—. Entiendo las existencias mejor que ellas mismas a veces. Solo quisiera que respetaras mi enfoque.