1890. Solicitud

El grupo no permaneció entre las tormentas y se movió tan pronto como lograron lo que pudieron. La caldera no era el único objeto valioso. El aura de los fantasmas que había permanecido dentro de esa estructura y las leyes caóticas afectadas por el grito del Cielo y la Tierra eran materiales que el Rey Elbas no podía dejar atrás.

Además, el equipo tuvo que esperar a que Steven y Robert despertaran, pero eso no tardó mucho. El grupo partió una vez que se encargaron de saquear y descansar, y el rastreador de los antiguos gobernantes los llevó de regreso a la ciudad de color naranja pálido en cuestión de años.

Los simios Kesier mejorados permitieron que los expertos pasaran sin siquiera molestarse en revisarlos. Los sensores entre los edificios fueron suficientes para confirmar que el Cielo y la Tierra no alteraron su existencia, por lo que las criaturas abrieron el camino hacia el centro de la ciudad de inmediato.