CAPITULO 32: SECTA DEL SEÑOR PILDORA

Aeger y Jazmin empezaron rápidamente a adentrarse en la secta, como todo estaba destruido no había ningún lugar que no podían visitar. 

Sin embargo, Jazmin era quien estaba preocupada, sabia que su hermana era feroz y no escucharía a nadie, a menos que sea su maestro.

Ella guardo las palabras de Adrián en su cabeza.

Mientras más se adentraban, podian ver lo magnifica que debería haber sido la secta del señor píldora.

Mas de mil pabellones, entre ellos los mas destacados eran acorde a la investigación de plantas, píldoras, nuevas fabricaciones, pabellones exclusivos para la alquimia, y decenas de invernaderos para el cultivo de plantas.

La cantidad de discípulos que debería haber existido en este lugar, se podrían haber contando por los miles, en su época más fuerte.

Mientras mas avanzaban, de pronto hubo un cambio en el aire.

Mas bien en la niebla, la cual, antes no pudo pasar por el talismán, de pronto empezó a atravesar su defensa.

Aeger frunció un poco los ceños, mientras lanzaba otro talismán, apartando a la niebla purpura.

Pero mientras mas avanzaban, la niebla se volvía más espesa, y peligrosa. Paso una hora mientras subían una montaña, en este lugar la temperatura aumento precipitadamente, cualquier mortal que se acercara, ardería antes de llegar al final. 

"Estamos llegando al núcleo de la secta" – Dijo Aeger, mientras miraba la cima, para que un alquimista pueda hacer píldoras necesita fuego, muchos usaban fuego artificial, otros se especializaban en técnicas para aumentar la temperatura.

Pero algunos usaban una veta de fuego natural, esta montaña parecía ser un volcán ardiente, pero no lo era, en la cima se encontraba el pabellón del señor píldora.

Quien para fabricar píldoras usaba tanto su fuerza, técnica, y la veta natural, aumentando su llama de manera estrepitosa.

Se decía que el fuego que creaba no parecía de este mundo, incluso muchos en el continente supremo lo temían por este motivo. 

Incluso después de su muerte, muchos alquimistas querían usar la veta natural para sus propias píldoras, pero se dieron cuenta de que no podían controlarla, incluso los ancianos del continente supremo que vinieron en persona, solo podían suspirar de pena y regresar sin ningún progreso. 

La veta natural tenia una energía muy fuerte, a la vez que destructiva.

Cuando Aeger y Jazmin llegaron a la cima, pudieron verlo en persona.

La montaña se mantenía en su estado natural, con un color verde por sus plantas y árboles.

Pero en su cima, un lago de lava se podía presencia a simple vista. 

"¿Esta es la veta natural?" – Pregunto Jazmin, esto era demasiado terrorífico, la cantidad de energía que desprendía este lugar, podía incluso matarla de un golpe. 

Pero los mas aterrador, era lo que se veía cerca del lago de lava.

"La niebla purpura, esta, en la cueva donde el Señor Píldora fabricaba sus píldoras" – Dijo Jazmin al ver dos pares de ojos blancos, los cuales parecían ver al par de hermanas.

Una fuerte sensación de muerte y un rugido atronador salió del agujero. 

Aeger lanzo otro tesoro al aire, el cual desplego un escudo plateado protegiéndolas.

Este lugar era donde se encontraban los tesoros del Señor Píldora, el lugar que todo alquimista a anhelado entrar.

Las dos no eran alquimistas, pero habían escuchado que el señor píldora además de las píldoras, tenia una gran cantidad de tesoros.

Con eso en mente, era que habían venido a este lugar.

Aeger y Jazmine asintieron al mismo tiempo, mientras Aeger convocaba un par de calabazas al aire, estas calabazas empezaron a votar humo rojo, haciendo que la niebla se apartara inmediatamente.

"Vamos" – Dijo Aeger, mientras ambas bajaban a gran velocidad a la cueva del Señor Píldora.

En ese momento la niebla purpura rugió furiosamente, mientras movía toda su niebla purpura hacia las dos hermanas.

Toda esta concentración de fuerza, era incluso mas fuerte que la palma que le había lanzado a Adrián. 

El rugido de la niebla, desestabilizo un poco a las dos hermanas, pero las calabazas parecían ser especiales, luego de lanzar el humo rojo el cual los envolvía, empezaron a brillar intensamente suprimiendo a la niebla purpura.

"El tesoro no aguantara más de cinco minutos, ¡Debemos darnos prisa!" – Grito Aeger, mientras se lanzaba a toda velocidad, ambas desplegaron su cultivo y su aura.

La niebla purpura, ataco con toda su fuerza, haciendo que toda la montaña temblara, incluso Adrián que estaba lejos, podía sentirlo, era como si toda la parte norte de la ciudad estuviera a punto de explotar. 

Adrián solo frunció los ceños, mientras seguía estudiando. 

Las dos hermanas sintieron como a sus alrededores la temperatura se alzaba incluso más que antes. Si no fuera por las calabazas, ahorita ya estarían cocinadas.

"¡Ataca hermana!" – Dijo Aeger mientras miraba como múltiples manos de niebla purpura se acercaban.

"¡Si!" – Jazmín saco su alabarda lanzándose contra las manos de niebla, provocando que se partieran en miles de volutas de aires.

El ataque de las dos hermanas era suficiente para detener las manos hechas de niebla.

Asi, llegaron a la entrada de la cueva.

"¡Vamos!" -Dijo Aeger mientras seguía avanzando, no podían perder el tiempo, las calabazas apenas podían soportar, mientras la niebla purpura se enfurecía cada vez más, y su aura incrementaba violentamente. 

Incluso su rugido se volvió mas feroz que antes. En las calabazas empezaron a aparecer grietas por todo lado.

Pero Aeger y Jazmín habían logrado entrar a la cueva del señor píldora.

En este lugar las manos de niebla se intensificaron viniendo por miles. Sin embargo, ráfagas de espadas cortaron todas las manos, y una alabarda aplastaba las que sobrevivían.

Era un trabajo de equipo como ninguno en el mundo. 

"Este es el lugar donde se guardaban todos los secretos de las píldoras" – Aeger y Jazmin llegaron a la puerta de la cueva. Aeger lanzo un talismán el cual se clavo en la puerta, rompiendo el sello que había sido impuesto. 

La puerta se empezó a abrir lentamente, pero….

Un poderoso estruendo sonó en la entrada. 

"¡Hermana, las calabazas han sido destruidas!" – Dijo Jazmín mientras podían sentir como el aura de la niebla empezaba a invadir todo este lugar.

"¡Tenemos que irnos rápidamente!" – Grito Aeger, mientras lanzaba múltiples para que la puerta se abriera mas rápido. La puerta se abrió finalmente 

"Recojamos todo lo que podamos y vayámonos" – Dijo Aeger mientras entraba adentro, este lugar aun conservaba su olor medicinal, las dos hermanas entraron, y pensaron que verían un lugar secreto llenos de tesoros, y cientos de píldoras.

Pero...

"No hay nada" – Dijo Jazmín mientras miraba un cuarto vacío, solo quedaban restos de los objetos que antes deberían haber existido. A parte de eso, no había nada, absolutamente nada. 

Adrián quien se encontraba dentro del pabellón de un anciano, concentrado estudiando, miro las notas del Señor píldora, las cuales había encontrado en su cueva, quizás era el lugar mas peligroso del mundo, pero Adrián se había arriesgado para entrar. Pero no había nada, el pensaba decirle eso a las hermanas, pero sabia que no le iban a creer si no lo veían por ellas mismo.