—Está bien, ya vamos, respondí, tenía mi camisa blanca en mi brazo derecho, salimos los 3.
—¡¡Levanten las manos!!, y no se muevan o les vuelo la cabeza, dijo un joven de unos 22 años, alto cómo de 1.85 de estatura, piel morena, musculoso, con cara de drogado, con un arma apuntando a mi cabeza.
—Yo sólo puedo, levantar mi brazo derecho, por que en el izquierdo tengo una gran herida respondí.
—Cállate me dijo, mientras golpeaba mi hombro izquierdo, caí de rodillas gritando de dolor.
—Qué te pasa, le dijo uno de sus compañeros, mientras le apuntaba en la cabeza muy enojado, no sabemos si son ellos.
—¿Quien son ellos?, pregunté, mientras tomaba mi medicina, me incorpore de nuevo.
—Hace 4 días una camioneta, blindada, y armada cómo la de ustedes nos atacó, perdimos a dos hombres, así qué me van a explicar por qué carajos, nos atacaron.
—Nosotros no los atacamos, seguramente son las mismas personas que nos atacaron hace dos días, ellos fueron los qué hirieron mi hombro y ante brazo, nosotros no somos su enemigo, es un grupo de mercenarios, que trabajan para un narcotraficante, estamos en una misión, muy importante, por favor déjenos ir.
—Cómo sabemos que dicen la verdad, dijo uno ellos.
—Nosotros no estamos refugiando en la UAN, ustedes ¿dónde se refugian?, pregunté, se miraron a los ojos los 3.
—No tenemos refugio, por qué los Zombies nos atacaron en nuestro refugio, acabaron con mas de la mitad de los refugiados, contestaron con una vos cortada.
—¿Quieren unirse a nosotros?, les pregunté.
—Pues si, pero con lo que les hicimos, no creó que nos acepten, dijo el mayor de ellos, agachando la cabeza.
—Claro que los aceptarán, sólo hay un favor que les voy a pedir.
—¿Cuál es?, preguntaron los 3 en una sola voz.
—Sobrevivan hasta el atardecer nos vemos a las 3 de la tardé esperen a unas cuadras de UAN, si a las 3 no llegamos, avanzan caminando a el portón con una bandera blanca, cuándo les habrán les dicen que fueron enviados por Joab, pero que no han regresado que envíen refuerzos.
—¿Quedó todo entendido?, exclame.
—Si, asintieron.
—Aaah, por cierto ¿cuáles son sus nombres?, pregunté.
—El se llama, Miguel, el otro se llama Javier, y yo me llamó Jorge, somos hermanos, yo soy el mayor, contestó.
—Muy bien, yo soy Joab, lo saludé dándole la manó.
—Yo Erick, y yo Rene contestaron los dos.
Nos despedimos, continuamos con nuestro viajé, perdimos 35 minutos, pero no afectarían en la misión, pues entraríamos en acción alas 8 de la mañana, pero estaríamos unos minutos antes, observando el lugar.
—¡¡Ya llegamos!!, gritó Rene.
—Pues alisten sus armas, le dije, mientras preparaba la mochila con los pequeños micrófonos, y algunas cámaras de espionaje, que nos proporcionó Bryan.
Salimos de el vehículo, nos ocultamos a unas cuadras de la presidencia, con unos binoculares observando todo el lugar no se veía movimiento.
—Avancen, dije susurrando, caminamos unos 5 minutos, nos detuvimos Erick observó un mapa que consiguió de la presidencia.
—Vamos a entrar por aquí, nos dijo mientras señalaba un pasadizo secretó.
—Perfecto, Erick tu nos vas a guiar de aquí en adelanté, le dije.
—Está bien, síganme, respondió, caminamos por muchos pasadizos que parecían no tener fin, Erick se veía muy confiado, seguíamos caminando, girábamos ala derecha ala izquierda, bajábamos, subíamos así estuvimos por unos 30 minutos.
—Estamos muy cerca, alenten el pasó, saquen sus armas con los dardos tranquilizantes, dijo Erick, preparé mi arma, tomé la delantera.
—Listos, a las 3 entráremos, les dije, empecé a contar, 3... 2... ahora, ahora, vamos entren les dije.
—Entramos a la habitación, se encontraban 3 hombres los tomamos por la espalda, Rene le hizo una llave a uno de ellos y lo desmayó.
—¿Quién fue el que nos atacó?, pregunté a uno de ellos ya que se encontraban esposados.
—No se de qué me estás hablando, pero esto no se quedará así nuestro líder los van a matar bola de mocosos, respondió riéndose a carcajadas, cuándo término de hablar lo golpe con mi rifle en la cara hasta dejarlo inconsciente, los arrojamos a un pequeño cuarto que se encontraba cerca.
Nos dirigimos ala oficina central, por suerte no se encontraba nadie allí dentro, la habitación tenía muchos monitores en los cuáles se podía observar toda la presidencia, pero no avía ninguna cámara por los pasillos por dónde entramos, escondimos todos los micrófonos, y las pequeñas cámaras, al parecer nadie se encontraba cerca de la oficina central, podíamos ver la localización, de todos los guardias que se quedaron en la presidencia
—Erick, ya trazaste la ruta de escapé ¿vedad?, pregunté.
—Si, ya la tengo lista, tu ya ¿tienes el plan B por si algo salé mal?, respondió.
—Todo saldrá bien, no te preocupes dije sonriendo, términos de instalar las cámaras y micrófonos en la oficina central, después colocamos las demás en lugares estratégicos de toda la presidencia, pasó el tiempo muy rápido, cuándo nos dimos cuenta ya era la 1:40 pm así que nos apresuramos, a colocar lo qué nos faltaba, terminamos alas 2:05 pm, corrimos a nuestra ruta de escapé.
—Párese que todo salió bien dijo Erick, riéndose.
—No cantes victoria hasta qué lleguemos todos a la UAN con vida, por lo pronto concéntrate en llevarnos ala salida de este maldito lugar, sentencié.
—Bueno entonces síganme, contestó.
—Hay que apresurarnos, antes de que se den cuenta los maldito mercenarios, dijo Rene riéndose en voz alta, parecía disfrutar el momento, pensé que tal ves no fue buena idea traerlo, en 20 minutos ya estábamos fuera de la presidencia salimos por el mismo lugar por dónde entramos.
—Bien hecho le dije a Erick, ahora corramos ala camioneta para alejarnos lo más pronto posible de éste lugar, le dije un poco preocupado, en ese momento pasó una camioneta conocida era Junior y su equipó, nos hicieron una señal para qué los siguiéramos, al parecer también ellos cumplieron su misión.
Rene tomó el volante, salimos atrás de ellos, adelanté de nosotros se encontraban los otros dos grupos, el de Maniaco y el de Negro, nos unimos, avanzamos en caravana, todos sonreíamos con satisfacción por el cumplimentó de nuestra misión, pero ala vez pensaba qué todo fue muy fácil de hacer, nos tenderían una trampa, daba vueltas mi cabeza, pero todos se encontraban bien me consolaba, después de medía hora de caminó, todo marchaba al perfección.
—¡¡Miren!!, gritó Junior un poco alterado.
—Qué pasa — contesté —¿Que es lo qué estás mirando?, pregunté a Junior.
—Son tres camionetas, una de ellas está equipada, respondió Maniaco.
—¡¡No disparen!!, les grité, ellos son aliados, los conocí esta mañana al dirigirme ha la misión.
—Estás seguro que los conoces, me preguntó Negro.
—Si —respondí —Yo fui el qué les dijo que me esperarán aquí, nos acercamos al lugar, salieron los 3 hermanos con una bandera una camisa blanca en sus manos, en son de paz, bajé de el vehículo, sus rostros se veían aterrados, pero al verme la expresión de su rostro cambió de inmediato.
—Eres tu Joab, verdad, me preguntó Jorge.
—Si, soy yo no se preocupen todo está bien, nos dirigimos a nuestro refugio, nos acompañan.
—Claro, respondieron los 3.