Temeroso de que el casero de al lado pudiera escucharlo, Alex bajó la voz hasta un susurro, creando sin querer una atmósfera tensa. Al terminar de hablar, al otro lado del teléfono, Sam quedó atónito. Este joven honesto, recién llegado del campo a la ciudad para estudiar medicina, jamás imaginó que su primera conversación con un amigo en línea sería tan emocionante.
-¿Estás ahora mismo en ese apartamento maldito?
-Sí.
-¿Y el casero de al lado podría ser el asesino de hace años?
-Sí.
-Espera, esto es demasiado para procesar de golpe, déjame pensar un momento.
La situación de ambos no podía ser más contrastante: uno arropado en su cama, comiendo KFC y viendo videos, y el otro atrapado en un apartamento embrujado, rodeado de angustia y penumbra.
-Jefe, creo que deberías llamar a la policía. Aunque no tengas pruebas, tu vida vale más que el riesgo de hacer una denuncia falsa.
Sam solo se preocupaba por él, pero Alex tenía sus propios motivos. El reto “Asesinato a Medianoche” era una misión que le había dado el teléfono negro. Tenía que pasar la noche ahí para completarla. Si la policía intervenía, seguramente arruinaría todo. Además, rendirse así sería desperdiciar una oportunidad crucial para desbloquear un nuevo escenario en su Casa del Terror. “Todavía no es momento de llamar a la policía.”
-Lo importante es tu seguridad… Jefe, ¿qué te parece esto? -Sam dudó antes de proponer-: Activa la localización GPS de tu teléfono y mantenlo encendido toda la noche. Yo estaré atento a cualquier sonido raro y, si pasa algo extraño, llamaré a la policía enseguida.
No era mala idea. Alex miró su teléfono; aún no había cerrado la app de videos y en ese momento pasaban un anuncio de un Mukbang.
De repente, se le ocurrió algo. “¿Y si hago una transmisión en vivo desde el apartamento embrujado? Si ocurre algo peligroso, los espectadores podrán avisar a la policía, y la grabación servirá como prueba. Además, podría atraer más público y promocionar mi Casa del Terror.”
El video corto de la noche anterior le había traído mil nuevos seguidores y el número de visitantes a su atracción se había duplicado. Era una estrategia que funcionaba. Y como su meta final era mejorar la Casa del Terror, si un livestream podía asegurar su seguridad y aumentar su popularidad, ¿por qué no hacerlo?
“Aunque no tengo dinero para publicidad, puedo usar transmisiones y videos cortos para llamar la atención.”
Lo que le faltaba era plataforma, canales y experiencia; de contenido, no tenía ninguna preocupación. Incluso los empleados del estudio tenían razón: el entretenimiento moderno busca gratificación instantánea. ¿Qué podía ser más emocionante que pasar la noche en un apartamento embrujado y enfrentarse a un posible asesino?
La audiencia sigue al contenido, y Alex tenía una ventaja: todo lo que mostraba era real, sin guion ni trucos. Ni él mismo sabía qué podía pasar. Su transmisión era simplemente el registro de su misión con el teléfono negro.
-Sam, corto la llamada. Entra directo a mi transmisión, el ID será el mismo que el de mi perfil.
Tras colgar, Alex activó la triangulación GPS y puso el 991 en marcación rápida. Luego, seleccionó la opción de livestream en la app de videos.
Hoy en día, los videos cortos duran apenas unos segundos y son difíciles de monetizar. Por eso, para fidelizar seguidores y ganar dinero, muchos optan por hacer transmisiones en vivo entre videos.
Los videos cortos atraen a curiosos, y las transmisiones convierten a esos curiosos en seguidores si el contenido es interesante. Sin quererlo, Alex había encontrado la mejor manera de construir su marca en línea.
-¡Noche en una casa embrujada! ¡Tu anfitrión, un explorador intrépido! ¡Exponiendo lo oculto del mundo! -Alex usó varios signos de exclamación para destacar su transmisión.
Aunque, siendo sinceros, no hacía falta. La función de livestream de la app era diferente a las webs de streaming: la mayoría de las transmisiones eran de chicas en ropa ligera, así que la de Alex era como una mancha de barro en un campo de flores; imposible pasar desapercibido.
Al iniciar la transmisión, sus seguidores recibieron la notificación y también apareció un anuncio en su perfil.
En segundos, llegaron los primeros espectadores.
Sam fue el primero en comentar: “¿Jefe, en serio? ¿Vas a transmitir esto en vivo?”
Muerte a Todos los Hombres escribió: “¿Eres el raro que subió ese video anoche? Bien, porque vengo a reclamar tu vida.”
“¡Qué te pasa! Tranquila, hablemos primero.”
“Host raro, suscrito”, publicó Soy un Pequeño Gusano Verde.
“¿Alguien sabe de qué va este stream?”
“¿No sabes leer? ¡El título lo dice todo!”
En cuanto Alex empezó, los que esperaban su video aparecieron y la audiencia fue creciendo poco a poco.
-Chicos, creo que hay un malentendido -dijo Alex, guardando su mazo y mirando a la cámara-. El video de anoche no era una broma; lo viví yo mismo. Si no me creen, busquen el video completo en foros de lo paranormal. No está editado; lo que aparece en el espejo es real. Sé que cuesta creerlo, pero si me siguen, les mostraré el lado oculto de este mundo poco a poco.
“Hola, 001, ¿cuál es el número del hospital psiquiátrico? Creo que encontré a un paciente fugado.”
“Me encanta cómo inventas.”
“¡Leo! Sé que estás viendo el stream, cómprame algo de cenar. Espaguetis, sin picante, gracias.”
“¡Habitación 31 del Hospital Mental San Bartolomé, suscribiéndome al host! ¡Apoyando a nuestro amigo en su nuevo empleo!”
Los comentarios en pantalla mostraban incredulidad ante las promesas de Alex. Pero él no se inmutó.
-No me importa si creen que estoy loco, porque pronto verán lo equivocados que están.
La audiencia seguía aumentando. Alex miró el cielo oscureciéndose, encendió un cigarrillo y comenzó a relatar la sangrienta historia de los Apartamentos Cherry a sus espectadores.