—Señora White, usted tampoco tenía opción —Joanna Lawrence consoló suavemente a la Señora White—. No se preocupe, creo que su hija definitivamente lo entenderá.
—La Señora White la miró intensamente, sus labios temblaban como si intentara decir algo.
—Esa mirada parecía decir: tú eres mi hija.
—Sin embargo, parecía que Joanna no lo creía así.
—Su respuesta hizo que la Señora White sintiera como si la carga en su corazón se hubiera aligerado significativamente.
—Lo que más temía era que su hija regresara pero se negara a reconocerla.
—Afortunadamente, su hija parecía comprensiva.
—Ahora la Señora White sentía que Dios había sido muy bondadoso con ella.
—No solo había encontrado a su hija, sino que también había encontrado a una hija obediente, sensata, considerada y bondadosa.
—En este momento...
—No podía esperar para reconocer a Joanna como su hija de inmediato.