Celos

Todo el mundo fue invitado a almorzar en la propiedad de los Rainier, donde Gwen había preparado un gran festín. Aarón y los demás llegaron, acogidos calurosamente por la vista de una mesa bien preparada.

Erin entró en el foyer, bajando la gran escalera, y vio a sus hermanos que acababan de llegar con el resto de los invitados.

Rowan le sonrió, dándole una suave palmadita en la cabeza. —¿Descansaste bien?

Ella asintió, notando que su mirada se desviaba hacia alguien detrás de ella. Sabía que debía estar mirando a Lucian, que también bajaba por las escaleras.

—Espero que nadie te haya causado problemas —agregó Rowan, con un matiz de protección en su tono.

Preocupada de que su hermano pudiese decir más, Erin rápidamente dijo:

—Muero de hambre. ¿Vamos a comer?