Privilegio de la Esposa

Afortunadamente, gracias a las monedas de oro que había ganado en su espacio, Lu Jueyu podía permitirse comprar una fábrica para producir artículos de plástico. Esto le ahorra una gran molestia de buscar formas de empaquetar productos de su espacio.

Al escuchar sus suaves pasos, Li Chenmo se giró y vio a su esposa parada allí mirándolo embelesada. Su expresión adorable hizo que su corazón se acelerara.

—Esposa, finalmente despertaste —bromeó con una sonrisa traviesa.

Notando su tono pícaro, Lu Jueyu caminó hacia él y se agarró a su espalda como un koala. Le besó la mejilla y dijo:

—Marido, tengo hambre.

Al oír esto, Li Chenmo dejó la bolsa que tenía en las manos a un lado y preguntó:

—¿Qué quieres comer?

Después de pensar un momento, Lu Jueyu dijo:

—Marido, quiero sándwiches de huevo. Los que tú haces son deliciosos.

Sonriendo ante sus palabras, Li Chenmo accedió con gusto a la petición de su esposa:

—De acuerdo.