Un año después del abandono de Eris. Continente de Milis, al sur de Millishion, rumbo al puerto este, en el país sagrado de Milis.
— Aún no puedo creer que enviaron a esa pu (...) a esa sucubo de Elinalise a buscar Rudy — les dijo Paul aun molesto a Roxy y Tallhand en una posada.
— ¡Es tu culpa, imbécil! Ella no se quiere verte le dijo el enano.
— Maldita sea, maldito tragasables. Rudy ya debe tener 14, casi 15 años; es un adulto, y tú sabes cómo es esa elfa. Ella se va a vengar de mí con mi hijo.
— Ya relájate, Paul. Elinalise me prometió que no haría nada con Rudy — le dijo Roxy.
— Tú debiste ir con Rudy. Él estaría feliz de verte. Jejeje. Por cierto, Rudy me contó algo interesante, Roxy, dijo Paul con una sonrisa .
— Eeeh, no sé de qué hablas, Paul.
— Sí, claro, jejeje. Puedes llamarme suegro si quieres, Roxy.
Roxy se puso muy colorada mientras Tallhand se reía.
— Ya deja de molestarla, esposo — dijo Lilia, que venía de hacer dormir a Aisha y Norn.
— Como sea, espero que nada le pase a mi hijo. Porque si lo vuelvo a ver y está casado con esa mujer, o peor aún, si tiene un hijo con esa mujer, ¡ustedes dos van a pagar por ello! ¿Está claro? — le dijo Paul.
— Ah, sí, ¿y qué vas a hacer? ¿Irte del grupo nuevamente, imbecil ? — le dijo Tallhand.
— Escucha, enano. Zenith estaba embarazada, debía conseguir un trabajo y criar a mi hijo, por eso me fui . No podía criarlo con ustedes, montón de payasos — le dijo Paul.
— ¡Púdrete, imbécil!
— Uuf, espero que Rudy me haya escrito. Mandé cartas y avisos a cada ciudad del norte del continente central. Espero que alguna le llegue — dijo Paul.
— Le escribí a Silphy. Ella está en Ranoa. Espero que ella lo contacte — dijo Roxy.
— Eso espero, y estoy muy feliz de que ella esté viva, aun me duele lo de Laws y su esposa — dijo Paul mientras Lilia se sentaba a su lado y lo abrazaba.
— Sabes, Roxy — le dijo Lilia —, Silphy siempre decía que cuando fuera grande quería casarse con el joven amo Rúdeus y contigo al mismo tiempo, y así tener una familia como la que tiene Paul con mi ama Zenith y conmigo, jejeje, creo que ella nunca se entero de como en verdad pasaron las cosas, pero contigo, Silphy y el joven amo será algo más fácil .
Roxy se puso aún más colorada.
— De seguro ella va a estar feliz de verlos a ambos nuevamente — dijo Paul con una sonrisa.
— ¡No sé de qué hablan! — dijo Roxy.
— Jajaja, como sea. Aún así, quiero agradecerles por acompañarme en este viaje, en especial a ti Tallhand después de todo lo que paso . Gracias, dijo Paul .
— No lo hago por ti, imbécil. Lo hago por Zenith — dijo el enano.
— Aún así, gracias, pequeño catador de culos.
— ¡Esposo! Tu lengua — lo regañó Lilia.
— Pero algo me preocupa — dijo Roxy.
— ¿Qué cosa?
— Kishirika vio a Rudy solo en los territorios del norte e iba triste. ¿Qué pasó con Eris?
— Tranquila. Phillip e Hilda deben estar vivos, y Eris se quedó con ellos a ayudar a reconstruir Roa, o tal vez huyeron a otro lado. Rudy debe estar triste, después de todo, estuvieron seis años juntos.
— Seis años… eso es casi la mitad de la vida de Rudy — dijo Roxy.
— Ya, tranquila. Mi hijo es fuerte, y será mejor que su padre — dijo Paul.
— ¿Qué quieres decir con eso, esposo? — preguntó Lilia.
— Que de seguro Eris irá a buscarlo pronto, y Rúdeus tendrá tres esposas: Silphy, Roxy y Eris. ¡Jajajaja! ¡Auch! ¡No golpees, Lilia!
— Es lo que haría la ama Zenith.
Roxy estaba aun más roja por los comentarios de Paul .
— ¿Cómo fue que pasó esto? Ustedes no hablaban mucho cuando viví con ustedes en la aldea buena, me refiero a como se casaron —les preguntó Roxy a Lilia y Paul .
— Jeje, bueno, Lilia me sedujo un día esperándome desnuda en su habitación.
— ¡Cállate! Así no fue como sucedió, le dijo Lilia a su esposo .
— Sí, pero tú no dijiste nada, Lilia.
— Sí, bueno… si no fuera por el joven amo Rúdeus, probablemente habría muerto en el invierno de Fitoa. Yo traicioné a mi señora Zenith, y ella tenía todo el derecho de expulsarme. Aisha y yo le debemos la vida al joven amo.
— Ya veo — dijo Roxy sonriendo—. Ella sabe perfectamente por qué Rudeus actuó así, y ella es la única que sabe la verdad sobre su reencarnación.
Siguieron caminando rumbos al sur, hasta llegar al puerto del este, y de ahí pasaron al puerto del Oeste en el reino del rey Dragón donde se establecieron. El equipo era: Paul, el líder; Tallhand, mago guerrero; Roxy, maga real; Viera, maga; y Sierra, guerrera; además de Lilia, que sería apoyo. Además, con ellos estaba Ginger, la cual partiría rumbo a Ranoa a encontrarse con el príncipe Zanoba; además de Geese, quien supuestamente estaba esperándolos en Begarit.
Mientras Paul estaba en la posada haciendo planes, Sierra llegó con una carta desde el gremio.
— Señor Paul, mire este mensaje. Estaba en el gremio.
— Déjame ver — dijo Paul leyendo el mensaje.
Zenith fue vista deambulando en el laberinto de teletransportación de Lapam hace unos años. Estoy en la ciudad del mismo nombre en Begarit esperándolos y explorando el primer nivel con algunos aventureros. Ya tengo algunos mapas. Vengan, los estoy esperando. Atte: Geese.
— ¡Maldito demonio hermoso! — dijo Paul con una sonrisa—. Debemos partir cuanto antes.
— Pero, esposo, ¿qué hacemos con las niñas? No podemos llevarlas. El viaje es peligroso, está repleto de monstruos — dijo Lilia.
— ¡Maldición! Es verdad — dijo Paul.
— ¡Yo no quiero irme de tu lado, papá! — dijo Norn llorando mientras abrazaba las piernas de Paul.
— Lo sé, amor, pero es peligroso.
— Siento interrumpir, capitán, pero también había otro mensaje… de tu hijo — dijo Sierra.
Rápidamente Paul le arrebató el mensaje, y Roxy y Lilia se pusieron a su lado a leer también.
Hola padre, ¿cómo estás? Te he buscado por todo el norte del continente, he estado en las naciones mágicas sin éxito, y cuando pensaba ir a la Tierra Santa de la Espada, Elinalise llegó y me informó que la maestra Roxy encontró a mamá en Lapam, y que fue a buscarte para ir a su rescate. Si estás con ella, dile que nunca podré pagarle todo lo que ha hecho por la familia.
No he tenido noticias de Silphy, pero sé que está viva, aunque no sé dónde.
Como sea, hace poco la Universidad de Ranoa me ofreció una beca para estudiar ahí, y mientras escribo esta carta me preparo para partir hacia allá con Elinalise.
Tranquilo, no he hecho nada con esa elfa degenerada. Dile a Roxy que no le he hecho nada.
En fin, me estableceré en Ranoa esperando tus órdenes. Escríbeme qué necesitas de mí y acudiré de inmediato a Lapam contigo.
Te amo, papá. Mándale un abrazo a Lilia y a mis hermanas, y si Roxy está leyendo esto, dile que la extraño.
Tu hijo, Rudeus.
— ¡Rápido! Papel y lápiz — dijo Paul.
— ¿Qué haces, esposo?
— Le escribiré para que compre una casa en Ranoa y se establezca ahí. Enviaré a las niñas con él y que las inscriba en la universidad para que estudien. Rúdeus ya ha hecho mucho, pero le pediré que cuide a las niñas. Sé que lo hará bien. Rápido, Lilia, tráeme uno de los cofres con gemas y monedas de oro. Eso les servirá para vivir tranquilos unos años.
— Sí, esposo.
— Pero, ¿con quién las envío? Pensó Paul en voz alta.
— Yo me preparaba para partir a Ranoa — dijo Ginger.
— Claro, pero aún así es peligroso. Llevan dinero y son niñas. Roxy, ¿puedes ir tú? — dijo Paul.
— Pero necesitamos un mago en Lapam, dijo Tallhand .
— Lo sé, pero en Roxy es en quien más confío. Sierra, toma esta carta. Haz 10 copias y paga para que la envíen de forma rápida en barco a Ranoa a la Universidad Mágica.
— Sí, señor — dijo Sierra saliendo a toda velocidad.
— ¡Papá, yo no quiero ir! — dijo Norn.
— Hija mía, sabes que te amo, pero no podré rescatar a tu mamá si estoy preocupado por ti y Aisha. Por favor, mi amor. Ve con tu hermano, él va a estar allá.
— ¿Estará con Eris? — dijo Norn.
— Claro que sí. A ti te agrada Eris, y tu hermano te ama.
— Pero… papá, ¡no quiero que me dejes sola! — dijo Norn rompiendo en llanto.
— Ya basta, Norn. Debemos ir — dijo Aisha.
— ¡Yo no quiero! — dijo Norn, que salió huyendo de la posada .
— ¡Maldita sea, Norn! ¡Ven aquí! — dijo Paul. Cuando salió Norn, no se veía entre la gran cantidad de gente.
— ¡Maldita sea, Roxy, Lilia, ayúdenme! Aisha, quédate aquí con Viera y Ginger — ordenó Paul.
No podían encontrar a Norn por ningún lado.
Mientras Norn, en su huida, se había perdido y había chocado contra un aventureros.
— Lo siento, señor.
— ¡Ten más cuidado por donde andas, mocosa! ¿Quién eres, niña? ¿Qué haces aquí sola?
— Nada… mi papá ya viene por mí.
— Ah, sí. Ven conmigo, te llevaré con tu papá.
— No, claro que no. Papá me dijo que no debo ir con extraños.
— Ven conmigo, niña — dijo el tipo tomándola de la mano .
— ¡No! ¡Suéltame!
— ¡La niña te dijo que la sueltes! — le dijeron de pronto.
— ¡Tú no te metas, idio(…).
Pero cuando el aventurero lo vio, se aterro . Era un tipo calvo con una lanza blanca y una banda en la frente.
— ¡Deja a la niña! Nonte lo volveré a repetir, dijo El Superd .
— ¡Ruidjerd ! — dijo Norn con una sonrisa mientras abrazaba al calvo.
— ¡Desaparece! — le dijo Ruidjerd mientras el tipo salía huyendo.
— ¿Qué haces aquí, Norn? — dijo el Superd dándole una manzana y acariciándole el cabello.
— Papá me quiere enviar con mi hermano. Él irá a rescatar a mamá, y quiero ir con él a Lapam.
— Lapam es peligroso, Norn .
— ¡Aaaah! Norn, ven aquí — le gritó d pronto Roxy, que se asustó al ver a Ruidjerd —. ¡Déjala en paz! — dijo Roxy apuntando al demonio con su báculo mientras temblaba.
— Tú eres la maestra de Rúdeus . Soy Ruidjerd Superdia — le dijo el Superd , pero Roxy le había dado un ataque de pánico.
— Ya basta, Roxy —. Lord Ruidjerd , gusto en verlo — dijo Lilia—. Por favor, venga con nosotros .
Cuando llegó con Ruidjerd a la posada , se le explicó la situación y dónde estaba Rúdeus .
— No es necesario que envíen a Roxy. Necesitan un mago ahí. Yo justo me dirigía a buscar a mi tribu al norte del continente central. Puedo pasar por Ranoa y llevar a las niñas y dejarlas con Rúdeus — dijo Ruidjerd .
— Está bien, confío en ti. Además estarán con Ginger, dijo Paul.
— Pero yo quería(…) — dijo Roxy.
— Lo siento, pero te necesitamos — le dijo Paul—. Escribe una carta a Rudy. Yo también le mandaré una carta, además del dinero para que pague la casa y les compre ropa a las niñas, y viva tranquilo mientras regresamos.
— Está bien. De seguro él debe estar con Eris o con Silphy. Creo que le escribiré a ambos — dijo Roxy.
Unos días después, Paul y Lilia se despidieron de sus hijas, quienes partían rumbo a Ranoa. Norn fue la que más lloró mientras partían al norte.
— Uuf, las volveré a ver pronto, mis niñas, y esta vez llegaré con su madre — dijo Paul.
Bien, llegó la hora. Mañana tomaremos el barco hasta Begarit.
El viaje en barco duró unas semanas, y Tallhand fue el que más sufrió. Desembarcaron en un pequeño puerto donde compraron un carruaje y unas bestias de tiro . Estaban a un mes desde el puerto a la ciudad; sin embargo, el camino estaba plagado de súcubos, pero al ser un grupo casi de mujeres, las mataron sin problemas, aunque Paul se vio afectado y Lilia debía calmarlo con largas sesiones de sexo. Las gemidos de placer de Lilia aterraban a Viera, sonrojaban a Roxy y hacían que a Tallhand le dieran arcadas. Finalmente, llegaron a Lapam, donde Geese los esperaba.
— ¡Vaya! Llegaron rápido. Solo han pasado dos semanas desde que recibí tu carta, Paul — dijo Geese.
— Así es, gracias, cara de mono. Te estoy agradecido de por vida.
— No lo hago por ti bastardo , lo hago por Zenith. ¿Cómo estás, Tallhand, amigo? Dijo Geese.
— Bien. ¿Tienes un trago?
— Jajaja, claro. Vengan, siéntense — dijo Geese, mientras Paul les presentó a Lilia y Roxy. El mono ya conocía a Viera y Sierra.
— ¿Cuál es la situación? — preguntó Paul.
— Exploré los primeros niveles. Es un laberinto Clase S. Nunca estuvimos en uno así. Es peligroso, hay muchas trampas de teletransportación que te llevan a lugares aleatorios dentro del mismo nivel o al inicio. Solo exploramos los dos primeros niveles. Es peligroso, en especial con los novatos con los que fui. Hay tarántulas venenosas, una especie de gólems con calaveras y las armaduras vivientes.
— Ya veo. ¿Y cómo sabes que Zenith está ahí? Preguntó Paul.
— Escuché rumores de una rubia con las características de Zenith que deambulaba en el laberinto, pero nada más.
— Está ahí. Roxy habló con Kishirika; ella dice que está viva y que está ahí — dijo Paul.
— Ya veo. Entonces, preparemos todo. Debemos entrar — dijo Geese—. Pero… ¿y el jefe?
— Rudy está en Ranoa cuidando a sus hermanas. No lo quiero involucrar a menos que sea muy serio. Además, Elinalise está ahí con él.
— Jajaja, ¿no me digas que el jefe y la prostituta esa?
— ¡Cállate! Ni siquiera lo digas — dijo Paul furioso.
— Jajaja, esa sí sería una venganza que se sirve fría, Paul — le dijo Geese.
— ¡Ya cállate! Rudy no le ha puesto un dedo encima a esa mujer.
— Jaja, si tú lo dices.
— En fin, planeemos esto — y así empezaron a planear el rescate de Zenith, dijo Paul.
El grupo sería: Paul, guerrero; Geese, el guía; Tallhand, guerrero mago; y Roxy, maga de ataque y curación. Y así se adentraron en el laberinto.
Pero meses después, solo se habían estancado en en los 3 primeros niveles y no avanzaban.
— ¡Maldita sea! Esto no funciona — dijo Paul. — ¿Qué haces, Geese?
— Le escribo al jefe y a Elinalise. Los necesitamos. Ella es una guerrera y tu hijo es un mago santo, y santo del norte. Tal vez a esta altura sea rey del norte y santo en otras magias, con ellos llegaremos más lejos y más rápido .
— No podemos traerlos, dijo Paul .
— ¿Quieres rescatar a Zenith o no, maldita sea? — dijo Geese.
— Sí, claro que si .
— Bien, enviaré estas cartas y pagaré para que se envíen en barco. Les llegarán en unos cinco meses o seis , y con suerte llegarán en un año después de eso.
Pasaron cinco meses, y en una misión, mientras eran atacados por armaduras, Roxy pisó un círculo de teletransportación y desapareció.
— ¡Nooo, Roxy! — gritó Paul. Pero por más que la buscaron, no la encontraron. La misión se convirtió en el rescate de Roxy. La buscaron por un mes y no la encontraron. Varios ya la habían dado por muerta.
Paul estaba cansado y sus esperanzas se agotaban esta pensando seriamente en dejar de buscar a Roxy y abandonar el rescate de Zenith, Geese había salido a buscar un mago para rescatar a Roxy, pero nadie quería ir con ellos.
Y cuando Paul estaba dormido en una mesa al lado de Lilia, esta lo habló. Al abrir los ojos, Rúdeus estaba frente a él, junto con Elinalise.
— Rudy, hijo… ¿eres un sueño?
— Nada de sueño, papá. He venido a que rescatemos a mamá juntos.