Violeta estaba sentada en una cuna y miraba a Ashton, quien se estaba vistiendo.
Pasaron más de un mes en la cueva, saliendo ocasionalmente para estirar sus patas, cazar y respirar aire fresco.
Violeta y Ashton se aparearon unas cuantas veces en sus formas de lobo, y Violeta se sorprendió de cómo su lobo intensificaba todos sus sentidos, incluido el orgasmo. Lobo o humano, Ashton siempre era un amante atento, intenso y apasionado, poniendo su placer en primer lugar, y ella lo amaba más con cada segundo.
Hacer el amor en forma humana también tenía sus ventajas. Podían usar más sus manos y labios, por lo que Violeta no podía decidir cuál era mejor. Ashton decía que seguirían alternando para que ella pudiera hacer una investigación exhaustiva antes de decidir. Violeta no tenía objeciones porque esa investigación incluía sexo con su apuesto compañero.