—¡AHHH! —Violeta gritó cuando un calor abrasador invadió cada célula de su cuerpo, extendiéndose desde su núcleo y desde su cuello y encontrándose justo donde estaba su corazón. Podía sentirse cambiando bajo los efectos del veneno de Ashton, pero no tenía tiempo de analizarlo.
Violeta buscó frenéticamente su cuello, y antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo, sus colmillos estaban dentro de él, y lo escuchó gemir contra su carne, y luego todo el mundo se quedó inmóvil.
Hilos invisibles se ajustaron a su alrededor, solidificando su vínculo y atando sus destinos el uno al otro. Eso era. El vínculo estaba completado. Ahora eran compañeros en mente, cuerpo y espíritu.
Violeta era consciente de que su latido errático se estaba desacelerando. Más lento. Más lento. Cada próximo latido venía con más retraso del anterior. ¿Estaba a punto de morir? Si moría, esta no era una mala manera de irse, con Ashton dentro de ella, bañada en la dicha post-orgásmica.