Buscando Soluciones

—Ashton pasó el siguiente día entrenando con guerreros. No tuvo problemas para derrotar a ninguno de ellos, pero era dolorosamente consciente de lo mucho que le faltaba.

—Aún tenía cinco años hasta que Violeta alcanzara la madurez y su secreto se revelara, pero cada minuto le dolía al estar seguro de que acercaba lo inevitable: Violeta sabría que eran compañeros. ¿Y después qué? Estaría condenado a una vida de vergüenza, arrastrándose en la sombra de Violeta mientras todos la admiran.

—No podía aceptar semejante destino. Aun si dejaba de lado su desaliento, no podía permitir que Violeta estuviera atada a un compañero que no pudiera caminar a su lado, como su igual.

—Y había algo de lo que no podía desprenderse de su mente: los híbridos. El Alfa Cristian dijo que no sabía más, pero dijo lo suficiente: la Alfa Talia y el Alfa Damon estaban a cargo de lidiar con los híbridos.

Con ese pensamiento, Ashton se dirigió al estudio de su padre.