—Hermana —sonrió Lu Bei, y sus ojos se curvaron. Empujó la puerta y entró.
Su voz era clara y dulce. ¿Cómo iba a ser un hombre? Era claramente una mujer delicada.
—Tú... ¿Eres Su Bei? —Tang Xinru reconoció su voz.
Su Bei sonrió. —Sí, soy yo.
De repente, Tang Xinru entendió completamente que no había Lu Bei. Los rumores sobre Lu Heting gustándole los hombres eran falsos.
Era una suposición aleatoria de alguien que no conocía la verdad.
Se relajó al instante.
Su Bei y Lu Heting ya habían entrado en la habitación privada y se sentaron. Tang Xinru entendió todo sin necesidad de más explicaciones.
Tang Xinru se sentó aliviada. —¿Cómo te disfrazaste? Pareces bastante similar a un chico.
—Deja que te muestre —Su Bei estiró el cuello y se acercó a Tang Xinru.