Capitulo 115: Arreglando el Malentendido

*AETHERIUS*

Iesel y yo nos quedamos en su habitación un rato después de que mi madre se fuera, dejándonos solos.

"Perdón, mamá… pero sí pasaron cosas", pensé, lamentando lo que ocurrió anoche. Nada más que besos, aunque incluso Iesel se subió encima de mí e intentó tocarme. Pero lo impedí, sabiendo que eso no estaba bien, ni era correcto.

Terminando el flashback, y aún desde el suelo, miré a Iesel. Ella también me miró, aunque desvió la vista.

"Así que sí te acuerdas de todo", le susurré, molesto. Yo cargué con toda la culpa.

"No recuerdo… y así se quedará", respondió burlándose.

"Maldición, muchos lo van a malentender… Debo ir rápido y aclarar las cosas", murmuré, al recordar a Viola corriendo.

Me levanté y me puse la camisa, aún falsamente sucia por el agua con la que intenté limpiarla. "Somos unos niños apenas… y hacer ese tipo de cosas todavía es prohibido. Me alegro de que no sucediera algo más", dije mientras terminaba de abotonármela.

Justo cuando estaba por abrir la puerta, Iesel me abrazó por la espalda. Eso me hizo sentir raro.

"Iesel…" dije con cansancio al darme la vuelta.

Ella me sorprendió con un beso en los labios.

"Si aún no somos adultos, entonces que esto solo sea lo último", susurró. Luego abrió la puerta y me empujó fuera de la habitación, cerrándola con fuerza.

"Maldición…" gruñí, rascándome la cabeza por el enojo.

Al alzar la vista, vi a Max recargado en su puerta. Me observaba en silencio.

"Max… por favor, créeme cuando te juro que no ocurrió nada", le supliqué casi con desesperación.

Él soltó un suspiro cansado, caminó hacia mí y me dio una fuerte palmada justo en el mismo sitio donde mi madre me había golpeado. Después puso su brazo sobre mis hombros.

"Te creo, Therius. En verdad te creo, así que no te preocupes", se rió.

Solté un suspiro agotado.

"Debes resolver cualquier malentendido con Viola", dijo, recordándome lo que no quería recordar.

Me pasé la mano por la cara con fuerza.

"Lo entenderá… si mi madre se lo explica también", trató de consolarme.

"Lo sé, pero ella es difícil de tratar… Así que deséame suerte", le pedí, abrazándolo con tristeza, dejando caer mi cuerpo en el suyo.

"Solo déjame meterme a bañar. Iesel vomitó encima de mí anoche", dije.

Max se alejó rápidamente. Yo solté una risa seca. "Ja, ja."

Después de un rato, ya limpio y oliendo mejor, salí de la habitación con Max. Cerré los ojos y, entre las sombras, los encontré a todos.

"Están en la sala de entrenamiento", le dije, y regresamos por donde vinimos, caminando hasta el lugar.

"Viejo, no recordaba que los golpes de mi madre dolieran tanto", me quejé, moviendo el hombro, intentando calmar el dolor.

"No quiero saber cómo se siente eso", se burló de mí.

Cuando llegamos a la sala de entrenamiento, sentí el maná moverse. Tragué saliva.

Abrimos la puerta…

Una media luna de viento nos golpeó de inmediato. Max y yo caímos al suelo, asustados.

Miré en dirección al centro y todos estaban mirando, y noté que Viola con una espada en su mano y Atheria estaban juntas.

"Hola", saludé nervioso y temeroso.

"Hola, pervertido. ¿Te divertiste anoche?", escuché la voz burlona de Otto, y Sara le dio un golpe fuerte en la cabeza.

Miré a mi madre, que estaba con Calafell, y ella solo se encogió de hombros.

"¿No les explicaste?", le pregunté a mi madre.

Ella no respondió y movió su mirada a otro lugar, señalando a Viola. Dejé de contar los suspiros que he soltado en todo el día.

Mi padre sacó su espada con su vaina de su anillo y me la lanzó, y la atrapé en el aire.

Desenvainé la espada y le di la funda a Max, y él la tomó.

"¿En serio debemos arreglar cualquier cosa con una pelea?", pregunté con asombro fingido.

Viola se puso en guardia y preparó su arma. Solté el décimo suspiro y también me puse en guardia.

Viola movió su maná alrededor de su cuerpo y salió disparada hacia mí, dando una estocada hacia mi pecho. Sin problemas la esquivé; un balanceo con su arma dio otro corte en diagonal rozando la punta de mi nariz, pero sin causarme una herida.

Después del ataque, una patada giratoria me sorprendió, y con mi brazo me cubrí y fui arrastrado hacia atrás.

Balanceé la espada sin fuerza, y Viola lo bloqueó con dificultad mientras daba un golpe detrás de otro, haciendo que ella retrocediera lentamente.

El maná dentro de ella explotó y salté hacia atrás. Su movimiento no me causó daño, ya que su nivel de núcleo no era lo suficientemente alto como para herirme o arrojarme lejos.

Medias lunas y disparos de viento comprimido salieron de los ataques de Viola por docenas. Las bloqueé todas y esquivé algunas.

"Has estado entrenando y te estás volviendo fuerte, me alegra eso", dije elogiándola, lo cual solo la hizo enojar aún más.

"Pero no tanto como tu noviecita", dijo molesta.

Miré a los demás, y ellos solo se reían.

"¿En serio?", les pregunté al verlos burlarse de mi situación, incluso el traidor de Max se estaba riendo.

Mi foco se encendió al instante y solté una risita demoníaca, haciendo que los demás dejaran de reír y se pusieran nerviosos. Ellos sabían lo que estaba por hacer.

Solté otro suspiro, esquivando otro ataque de Viola.

"Ya veo, así que debo hacerlo oficial entonces", dije, haciendo que Viola titubeara. "Pues qué te digo, niña... Anoche Iesel y yo hicimos cosas, y pues bueno, fue divertido", solté con una risa fingida para burlarme de ella, lo que la enfureció aún más.

Viola llegó hasta mí con varios pasos, lanzándome más golpes.

"Sabes, aunque seamos jóvenes para ese tipo de cosas, Iesel y yo tuvimos varios acercamientos por horas mientras disfrutábamos la compañía del otro, mientras nos abrazábamos", dije, provocando más su enojo.

"¡Cállate!", gritó Viola y dio otro golpe que bloqueé con la espada.

"¿Qué? ¿Ahora te molesta que hable de otra persona?", solté como burla, haciendo que los demás se sintieran incómodos.

"¡Cállate!", gritó de nuevo, haciendo que sus ataques fueran más rápidos y más fuertes, obligándome a moverme más ágilmente y a defenderme con mayor seriedad.

"Me importa poco..." gritó otra vez "...lo que tú..." Dio otra estocada "...y ella hagan", dijo mientras se movía aún más rápido, aumentando la velocidad de sus ataques.

"Miren a la niña, está enojada por la felicidad de su amigo de la infancia", dije con tristeza fingida.

"No... me... importa", hizo un corte y rasgó mi camisón.

Me reí como un maniático al ver el corte en mi ropa, haciendo que Viola se detuviera en seco.

Me tapé la cara ya que estaba empezando a reírme de verdad por la estupidez que estaba haciendo, y dejé salir una pizca de mi aura, haciendo que Viola se pusiera tensa.

Su pie apenas se movió, y yo aparecí detrás de ella, asustándola. Moví la espada hacia atrás y lancé un golpe, haciendo que Viola se agachara y se moviera.

Apenas se detuvo, y volví a aparecer detrás de ella haciendo otro corte. Ella apenas logró esquivarlo, pero el movimiento tardío de su brazo hizo que recibiera un corte, cayendo al suelo.

Dejé salir otro poco de mi aura, haciendo que Viola no pudiera moverse más y temblara levemente de miedo.

Suprimí mi aura y me alejé de donde estaba ella, caminando en dirección a los demás. Pero el maná detrás de mí se movió en una explosión y me golpearon en la espalda, empujándome hacia adelante.

Di media vuelta, y el maná de Viola salía de ella como un huracán. Solté un silbido impresionado.

"Miren a la niña, acaba de entrar a la etapa café", me burlé.

"Acabemos con esto, debo regresar con mi mujer", dije en broma mientras aumentaba el maná en mi cuerpo, lanzando la espada de mi padre hacia él, y sin problemas la agarró en el aire.

Saqué mi guadaña y me puse en guardia. Viola se puso nerviosa al ver mi arma, pero aun así salió disparada hacia mí con gran velocidad y dio una estocada hacia mi pecho nuevamente. Por un centímetro, el ataque rasgó aún más mi camisón.

Levanté mi pierna para darle un rodillazo, pero ella se movió tan rápido que ni siquiera sentí cuando llegó detrás de mí.

La miré y le sonreí. Me agaché para esquivar otro corte. Di una patada hacia atrás y arriba, golpeando la hoja de su espada y empujando su brazo hacia arriba.

Gire mi guadaña sobre mi brazo e hice un corte, y rápidamente Viola se movió, dándome tiempo para levantarme de nuevo.

"Parece que la furia es la única manera de despertar tu potencial, Viola", le dije mientras ella me miraba con la mirada aún llena de ira.

"Bueno, ya atacaste mucho, y ahora me toca a mí", dije. Giré mi guadaña soltando un arco de electricidad en su dirección, y ella lo esquivó sin problemas.

Lancé otra ronda de ataques, y ella seguía moviéndose por todos lados. Las veces sorprendidas de todos se podían escuchar al vernos con asombro por la velocidad en la que nos movíamos.

"Oigan, ¿creen que tenga posibilidad de arreglar todo lo que dije después de esto, verdad?", les pregunté.

"Para todo hay posibilidades, Therius. Solo debes enfrentarte a esa dificultad", dijo Max, señalando a Viola.

Viola retrocedió su arma, apuntando hacia mí la punta de su hoja y acumulando maná en ella.

Y, en el peor momento, Iesel entró a la sala. Viola la miró, y el maná en su ataque aumentó.

"Iesel, querida, llegas en el momento justo", la saludé, haciendo que ella se pusiera nerviosa cuando le dije querida, y todos la miraron y me hacían señas para que entendiera la situación… hasta que lo captó.

"Ah, sí, querido. Me alegra haber llegado justo ahora", contestó ella, haciendo que el maná en la espada de Viola se comprimiera aún más.

Soltó un grito y extendió su brazo hacia el frente, y una gran carga de viento fue arrojada hacia mí.

Solté un suspiro nervioso colocando maná en mi cuerpo y me preparé para recibir el hechizo.

Cuando recibí el golpe no sentí absolutamente nada, solo como si un fuerte viento me golpeara y me hiciera retroceder.

Abrí un ojo para ver qué pasaba y Viola estaba de rodillas, con problemas para respirar.

"¿Acabamos?" le pregunté.

"Cierra la boca, sigo enojada contigo" contestó.

Rápidamente me moví hacia ella y la sostuve.

"Sabía lo que tratabas de hacer y solo me dejé llevar por mi enojo" explicó ella.

"Sí, bueno, fue divertido hacerte enojar. Ahora debes aprender cómo controlar eso" le expliqué, y la cargué en mis brazos, haciendo que me abrazara con fuerza.

"Confío en ti, Ther" me dijo Viola, haciendo que mi corazón doliera por traicionar su voto de confianza con mis mentiras.

Llegamos a las bancas con los demás, y mi madre trató la herida en su brazo.

"¿Cómo estás ahora, Iesel?" le pregunté con genuina preocupación.

"Estoy bien, solo dejé que todo se calmara antes de venir aquí" contestó.

Se movió hacia atrás y se inclinó.

"Lo siento tanto por haber causado tantos problemas en una sola noche" se disculpó ella.

"Tranquila, Iesel, no todo es tu culpa" mi madre la consoló mientras me miraba.

"No, la culpa sí fue tuya, no lo dejaste ir" comentó Max, haciendo que Iesel le diera un golpe en la cabeza y todos nos riéramos.

Hasta que Trevor llegó y me miró. Caminó hasta nosotros y se dirigió a mí.

"Enano, hoy al mediodía se hará el encuentro, así que prepárate lo más que puedas, que este discípulo es una cosa realmente seria" explicó Trevor.

"¿Hasta qué punto?" pregunté seriamente.

"Lo suficiente para decirte que él acaba de entrar a la penúltima etapa" contestó con seriedad, haciendo que todos se sorprendieran.

"Parece que tus padres, o más bien mis suegros, realmente me detestan" me burlé al escuchar lo que dijo Trevor.

Trevor me miró confundido.

"¿Suegros?" preguntó.

"Una larga historia" solo eso dije.

"Oh, bueno, tengo mucho tiempo. Además, veo que tú necesitas recobrar maná, así que cuéntenme" dijo Trevor, sentándose en el suelo para escuchar.

Yo me alejé y empecé a reponer maná. Durante un rato hice girar tanto el maná a la hora de absorberlo que me encerré en el orbe nuevamente, y de fondo se escucharon las carcajadas de Trevor.

"¡No inventes!" dijo, y siguió riendo. "Pedazo de pervertido" se burló Trevor.

"Fue culpa de ella al retenerme ahí" contesté a su burla, ahora haciendo que Trevor se burlara de Iesel.

Aún en el estado de meditación, le hablé a Trevor:

"Bueno, dejando a un lado eso, dime, Trevor, ¿cómo te ha estado yendo con Ava?" Le pregunté, haciendo que su risa se detuviera y ahora todos se rieran de él.