En pleno medio día, con el sol bien fuerte.
- ¡¿De nuevo lo mismo?, deja de gritarme!
Se escuchaban esos gritos que provenían de un casa alejada de un pueblo escondido entre el bosque, en el centro de Yauguru.
- ¡No me vuelvas a levantar la voz, escuchaste? Soy tu madre.
El hijo, se la quedó mirando fijamente con sus ojos llorosos, y su cara rojo. el chico no era ni muy alto ni muy bajo, no era tan robusto ni tan flaco, su cabello castaño le llegaba hasta la nariz, sus ojos eran marrón claro, brillaban mucho, traía puesto un abrigo de cuero de oso, y lana de ovejas, con la capucha bien afelpada.
- Sí tanto te molesta, ándate de está casa, no servís para nada. Ni para barrer el comedor.
El chico solo cerro sus ojos por varios segundos, y salió corriendo, pasó por la sala y agarró un cuchillo de caza que estaban colocados en un estante, la madre no lo llegó a ver que agarró y dejó que se marchara.
Era una familia de cazadores y recolectores, por lo tanto tenían muchas armas de caza.
El chico corrió y corrió hasta adentrarse bastante al bosque, cansado de correr sin parar se recostó a un gran árbol, y se dejó caer al suelo, entre lagrimas agarró el cuchillo con sus dos manos por el mango, (el cuchillo era de piedra y el mango envuelto en cuero) apuntándolo a su garganta, agarró valor y coraje, apretó sus ojos con todas sus fuerzas y de un empujón llevó el cuchillo hacia su garganta.
No hubo ruido por un minuto, hasta que se revela que el chico no logró su cometido, justo paró a un milímetro de su mentón, no era capaz de hacerlo, no era capaz de acabar con su propia vida, el chico se largó a llorar desconsoladamente sin parar.
Hasta que de pronto escucha un ruido, hojas moverse.
- ¡¿Quién anda ahí?!
Gritó el chico apuntando con el cuchillo hacia el lugar proveniente del ruido, con el miedo de que apareciera un animal.
Tenía los ojos borrosos de tanta lagrimas, se limpiaba con la otra mano pero las lagrimas no cedían.
De pronto... se escuchó un retumbar en el aire, ocasionó que los pájaros y las aves salgan volando despavoridos por todos lados, y se oyó...
-Con que me tienes miedo, he. Jeje.
El chico logró limpiarse las lagrimas con el brazo refregándose con la lana del abrigo.
-¿Quién eres?!
Lo que el chico vio al frente de el, a un par de metros, tenia un capa negro, mas bien un a tela que le cubría todo el cuerpo, tenia una gran capucha cubriéndole su cabeza, su rostro no se llegaba a ver por la sombra, lo que también veía era algo saliendo de su mano era un bastón, no, era un palo grande, negro, con líneas plateadas, el palo llegaba desde el piso hasta mucho mas arriba que su cabeza, y este tipo era alto, media más o menos 2,30 metros, arriba de su cabeza, al final del palo, se veía el reflejo del sol, salía destellos.
- ha,ha mis ojos.
Decía el chico mientras se tapaba la vista con su mano desnuda, intentó ver entre sus dedos, hasta que al final enfocó, al final podía ver, lo que vio, era, "La Muerte".
...
'La muerte' ahí estaba, en silencio mirando sin hacer nada.
Al chico se le fueron las lágrimas y recuperó la compostura, logró apoyar su mano en el árbol como apoyó para ponerse de pie, aún con su cuchillo apuntando adelante.
'La muerte' no se había movido ni un milímetro solo observaba...
Se escuchó ramas quebrándose a la distancia, el chico giro la cabeza asustado y al regresar mirada a la cosa que estaba al frente de él ya se había esfumado.
Enseguida llegan tres personas.
"Estás bien, no tienes daño"
El chico no podía hablar, sus labios temblaban, su cuerpo temblaba, las personas que habían llegado eran, Mantras.
"El Alma escapó, tsk ¡Carajó!"
Enfurecido gritó uno de ellos, éste tenía el cabello blanco y era bastante fornido. Los otro no tanto, los tres vestían formal
"Llevá el niño a su casa, ¿qué hace el solo aquí?"
"Sí señor"
Uno de los tres era un informante...
"¡Espera!"
Gritó el Mantra que había ordenado a que se llevase al chico
"Traelo, ¿qué es eso? Sus dedos están..."
"Mejor será que lo lleves al templo..."
"Como usted diga, señor"
Ya en el templo, el señor estaba sentado, se quitó sus lentes y los puso sobre una mesa, al frente de él estaba el chico también sentado
"Escucha niño, ya puedes relajarte, aquí estás seguro, respondé mi pregunta ¿Qué fue lo que viste ahí?"
"Mejor dicho ¿qué forma tenía lo que viste ahí?
El chico miraba a sus pies, con la espalda encorvada, apretando sus piernas con sus manos
"Lo que viste fue un demonio, aunque no se si llamarlo así porque no creo que un Dios exista"
Hablaba el Mantra sin pelos en la lengua.
"Ya sé que fue perturbador lo que viviste per-"
"¡Cállate! ¡Qué vas a saber tú!, ¡solo quiero ver a mi mamá!"
Gritó el chico largando las lágrimas desconsoladamente, el Mantra solo agachó la cabeza, como si ya no hubiera experanzas de que el chico respondiera a su interrogatorio
"Escucha, no tienes que tener miedo, todo está bien, tranquilizate"
Se levantó el Mantra y fue hacía el, levantó su mano y la colocó en el hombro del chico.
El chico después de unos minutos logró calmarse, el Mantra le había llevado comida y agua así que este le ofreció nuevamente.
"G,gracias"
Acepto el niño con sus dos manos agarró el plato.
El Mantra agarró una manzana y se sentó en su silla dándole un buen mordisco
"Ahora bien, solo cuéntame lo que viste, no le prestes atención, solo canutame como si fuese un sueño"
El chico asintió con la cabeza mientras se atragantaba con la comida
"Lo que vi era un señor"
"Mm, cuéntame más"
"El señor era alto, traía una capa y capucha así que no se si era un señor, tal vez pueda que sea una señora"
"Ha y..."
"Y ¿qué? Qué pasó?
"Y lo que me dio más miedo fue que traía una... Guadaña"
El Mantra al escuchar esto solo se rio, mostrando sus blancos dientes.
"Visite, no era tan difícil contarte"
"¿Quién era Señor?"
"Ha, con que eres curioso, pues, ya que tú la viste con tus propios ojos te daré el gusto, lo que viste fue un Alma, en específico, viste a 'La Muerte'
...