¡Cassandra está embarazada!

Kero era muy profesional e hizo todas las comprobaciones estándar. Al principio pareció no encontrar nada, lo que lo desconcertó, hasta que pensó en algo y se estremeció.

Miró a la joven dama de cabello púrpura. Era una de las pocas entre la generación más joven a quien él realmente apreciaba, razón por la cual había aceptado esta visita en primer lugar. Normalmente, no se tomaría la molestia de hacer visitas a domicilio a su edad, y menos una que requería tantos juramentos de antemano.

Tenía una expresión complicada en su rostro.

...¿podría ser?

Su expresión no pasó desapercibida por las dos damas ya hipersensibles.

—¿Qué sucede? —preguntó Verónica, con un tono un poco más apresurado de lo adecuado.

Cassandra apretó los labios y lo miró con el ceño fruncido.

Kero parecía haberse dado cuenta de que había puesto nerviosas a las dos chicas.

—A-Ah… dejadme intentarlo primero —dijo—. Por si acaso.