Ninguno de los guerreros mecha se presentó para informar a Escarlata sobre el regreso y avistamiento público de Esong. Fue Tion quien se apresuró a entrar en el comedor donde ella y Adler estaban compartiendo una comida y le contó la buena noticia.
Al igual que Adler, esperaba que ella perdiera la cabeza de la emoción, pero en cambio, permaneció tan tranquila como un pepino. En sus manos sostuvo a uno de los bebés, despierto y bien portado mientras no molestaba a su madre.
—Gracias duque T, supongo que debería preparar un plato para él o algo así —dijo lentamente.
Tion miró a Adler. Sus ojos parecían decir, ayúdame aquí porque estoy confundido. ¿Qué me estoy perdiendo?
Adler no tenía respuestas y se encogió de hombros. Estaba feliz de escuchar que al menos planeaba alimentar a su esposo.
Él miró su terminal de pulsera y sonrió. —Él está aquí, el general está en el palacio ahora mismo. Está abajo en el vestíbulo.