Moviendo el amor adelante.

Se enfrascaron en un juego de persecución, él persiguiéndola y ella escapando de su alcance. Escarlata no podía evitar pensar que este era el momento más divertido que habían tenido juntos, tanto en forma humana como de segador.

La persecución era estimulante, casi tan buena como el sexo. La libertad era adictiva. Ella no entendía cómo las arpías y otras criaturas con alas no estaban en el aire todo el tiempo. Quizás Nyx tenía razón cuando sugirió volar desnudos.

Ella vio algo que la hizo detenerse y flotar en el aire, y luego se lanzó hacia abajo de inmediato.

—Susu, espérame —Esong la siguió.

Ella aterrizó en el balcón de una floristería y se sentó en la barandilla. Esong aterrizó a su lado pero él no se sentó como ella lo hizo. Se quedó de pie y miró hacia la calle que ella observaba con curiosidad.

—¿Qué hay de interesante ahí abajo? —le preguntó.