—Ella estuvo en silencio por un momento, aunque podía sentir las olas de necesidad que emanaban de él. Parecía que necesitaba seguridad.
—Le sonrió tan convincente como pudo y respondió:
—Ya sabes la respuesta a eso. No hay nadie más para mí que tú. ¿No acabas de escuchar lo que dijo Nyx? Yo soy la única, la única para ti y la única para él, lo que te convierte en el único para mí.
—Si quieres, podemos hacer un juramento y desear sobre una estrella o atar un hilo. Podemos incluso cerrar un candado o algo así como hacen los humanos y jurar amarnos por siempre.
—Ella levantó la cabeza y se enderezó. Mantuvo su espalda contra la de él, apoyándose en su pecho.
—Él respiró más fácilmente cuando escuchó sus palabras. Le calmaba el corazón escucharla decirlo.
—Siempre seré bueno contigo.—prometió él.
—Me aseguraré de que cumplas esa promesa.—respondió ella.