Reconocimiento

—¿Así que ahora confías en nuestra decisión? —preguntó Natanael a Azura, quien colocó su mano suavemente sobre la bola de cristal, temiendo lastimar a su hija o que el resplandor de sus manos desapareciera si la sostenía demasiado fuerte.

Las lágrimas en sus ojos no paraban mientras miraba la expresión confundida de su hija.

Su hija, que alguna vez tuvo bajo su mando al ejército más fuerte y los poderes más poderosos, miraba ese pequeño resplandor con tanta confusión.

Su hija, que alguna vez tuvo suficientes poderes dentro de ella como para destruir un reino entero, no tenía idea de lo que le estaba sucediendo.

—¿Había algo más desgarrador que esto? —se preguntó y miró a Natanael.

—¿Ya le contaste a tu padre al respecto? Seguramente estaría feliz de saberlo —preguntó Azura.

Natanael miró la bola de cristal antes de negar con la cabeza.

Se apoyó en la mesa, sin mirar nada en particular.

—Quiero esperar un tiempo antes de decidir algo —dijo.