—... —Mo Qiang.
—... —Xie Jie.
Ambos se miraron mientras las palabras finalmente se asentaban en sus cabezas. Mientras Mo Qiang se mostraba confundida, la cara de Xie Jie se sonrojó de vergüenza y rabia. No podía creer que hubiera dicho esas palabras en voz alta.
¿Por qué había dicho que estaba celoso? ¿Cómo podía estar celoso de esta mujer?
Estaba a punto de poner una excusa pero entonces escuchó a Mo Qiang decir:
—¿Estás seguro de que estás hablando de ti mismo? —El tono con el que ella le preguntó estaba lleno de confusión y también de sospecha. Era claro como el día que ella no creía que él fuera capaz de sentir celos.
Ahora, Xie Jie, quien estaba enfadado consigo mismo, se enfadó con Mo Qiang por no creer que estaba celoso. ¿Qué pensaba ella que era? ¿Acaso él era algún tipo de máquina, que no podía enojarse o molestarse? ¡Qué atrevida!