La voz de Mo Yan era calmada, pero incluso entonces Shao Meiyun podía sentir que había algo peligroso oculto debajo. Había trabajado como cazadora durante décadas y si no pudiera sentir el peligro acercándose, toda su experiencia habría sido en vano.
Apretó los puños y tosió ligeramente. —No tengo idea de lo que está tratando de enfatizar aquí, Señora Mo. Shao Meiyun podía pensar en algunas cosas pero no se atrevía a mencionarlas. Solo podía fingir ignorancia ya que Shao Meiyun sabía que Mo Yan no era el tipo de persona que perdiera la paciencia. Pero cuando perdía la paciencia, su temperamento era algo que incluso la Emperatriz temía.
Shao Meiyun se volvió para mirar a su hija mayor quien entendió sus órdenes silenciosas. Avanzó y luego —Señora Mo, creo que necesita detenerse. Si se da la vuelta y se va, dejaremos pasar este asunto. Si no, tendré que llamar a la policía. —amenazó Shao Zhou a Mo Yan, aunque su corazón latía frenéticamente en su pecho!