—¡Otra vez! ¡Quiero ir otra vez! —Mo Qiang habló con voz infantil, pataleando mientras intentaba liberarse del agarre de Mo Xifeng. Exclamó:
— Hermanita, escucha a tu hermana mayor y dame otra vuelta. ¡Vamos a hacer whee y kaboom!
A pesar de ser un meca-morfo de grado S, Mo Xifeng podía sentir el dolor en su cintura, su cuerpo temblaba. Durante una semana entera había cuidado de Mo Qiang ya que no dejaba que nadie se le acercara, y dejarla sola significaba que el caos se desataría. Sin embargo, Mo Xifeng no pensaba que siguiendo a Mo Qiang el caos disminuyera ni un poco.
Wen Gui miró a su hija y sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Amaba a su hija pero si alguien le preguntara si querría criarla de nuevo desde la infancia, su respuesta sería un rotundo no. Su hija no solo era traviesa a los cinco o seis años sino que también era una pequeña aventurera, no se quedaba quieta ni un segundo.