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—¿De verdad me estás amenazando, Chen Han? Después de lo que has hecho, ¿todavía tienes la cara de buscarme? —preguntó Shao Hui furioso—. ¿Realmente tienes que darme tanto asco?
No podía creer que la mujer a la que una vez consideró una buena amiga estuviera intentando acorralarlo de esa manera.
Aunque no le gustaba Chen Han como a ella, Shao Hui todavía sentía algo platónico hacia ella.
En aquel entonces, aunque estaba furioso con Chen Han por traicionar su amistad, al menos no le daba asco. No importaba lo que pasara, los dos habían sido buenos amigos después de todo.
Pero después de esto, Shao Hui estaba completamente asqueado por ella. Si no fuera por el hecho de que absolutamente tenía que hablar con ella, se habría negado a decirle una palabra, y mucho menos tener una conversación completa.