Cielo siempre le había expresado su antipatía por Dane a Dominic. Inicialmente, tanto Cielo como Dominic creían que se debía a un atisbo de celos por su parte. A pesar de que Dominic hacía tiempo para su familia, parecía pasar más tiempo con su asistente debido al trabajo, lo que podría haber despertado sus sentimientos. Sin embargo, los eventos recientes habían intensificado la aversión de Cielo hacia Dane, ahora arraigada en la lógica más que en la emoción. Este creciente desagrado llevó a la desconfianza y planteó preguntas sobre la lealtad y las intenciones de Dane.
Aunque Dominic confiaba tanto en Dane como en su esposa, esta vez tenía que tomar una decisión que no era entre Cielo y Dane. Necesitaba priorizar la seguridad de su familia, dejando de lado los sentimientos personales.
—Dane —llamó Dominic, sentado en el asiento trasero con la mirada en la ventana.
Dane, que estaba en el asiento del copiloto, respondió y miró por encima del hombro. —¿Sí, Señor?