—Dane Zhang. ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —Ivy frunció el ceño, estudiando atentamente el perfil de Dane.
En medio del caos anterior, no lo había notado, pero ahora era claro: Dane permanecía inusualmente compuesto. Recordando el evento del aniversario, se dio cuenta de que Dane había mostrado el mismo miedo que ella había sentido.
Ambos eran como tontos, gritando a pleno pulmón, mientras Tigre los protegía. Pero ahora, Dane no mostraba rastro de miedo, su comportamiento había cambiado. Aunque no podía precisarlo, sabía que este no era el Dane Zhang que ella conocía.
—No importa —Sus palabras fueron interrumpidas por más disparos—. Tenemos que perderlos. Apuntarán a las llantas; no son a prueba de balas.
Su declaración destacó el peligro inmediato en el que se encontraban. Todavía estaban bajo ataque de una fuerza desconocida.
—Oh, Dios —suspiró—. Tienes razón. ¿Deberíamos pedir ayuda?