Ella realmente es un monstruo

—No, mierda —parado en la entrada del bosque, Primo miró el espeso humo que se elevaba hacia el cielo, formando una nube. A pesar de la distancia, sentía el calor que emanaba del accidente de helicóptero. La incertidumbre lo envolvía. ¿Debía sentirse aliviado de que habían sobrevivido? ¿O este nuevo conocimiento del poderío de Cielo era un miedo añadido a su corazón? De cualquier forma, Primo estaba fuera de peligro... por ahora.

—¿No decías que estás herido? —saliendo de su trance, Primo escuchó la voz de Moose desde atrás. Se giró para ver a Moose quitándose el casco mientras estaba parado en su motocicleta.

—No actúas como alguien herido —Moose señaló, mirando al hombre de pies a cabeza. —Hay sangre, claro, pero ¿es tuya?

—Mi adrenalina todavía no ha disminuido —ignorando el sarcasmo en el tono de Moose, Primo revisó sus heridas. —Creo que necesito ir a la sala de emergencias.

—Puedo hacerte una cirugía si quieres —Moose ofreció.